Una investigación llevada a cabo por la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y del INTA Rafaela, en la provincia de Santa Fe, analizó cómo mitigar el estrés calórico en bovinos de leche, con prácticas de bajo costo y fácil de implementación.
El conjunto de tecnologías de refrigeración permitieron aumentar la eficiencia de conversión del alimento y mejorar diferentes parámetros asociados al bienestar animal en tambos pampeanos de pequeña y mediana escala.
El calor que genera un animal, origen de todos los mecanismos fisiológicos que necesita para producir altos volúmenes de leche, más el calor qué recibe del ambiente, muchas veces puede llegar a ser fatal. Y en ese contexto, un animal que en estrés, no produce lo deseado, ya que bajan el consumo de alimentos. Además deprimen su sistema inmunológico, con lo cual quedan expuestos a afecciones que no le permiten expresar su potencial.
Jorge Ghiano, egresado de la Maestría en Producción Animal de la EPG de la FAUBA y profesional del INTA, explicó que los animales sufren las altas temperaturas como los humanos, pero los bovinos de leche, capaces de producir hasta 70 litros diarios, tienen mayores requerimientos y están aún más expuestos a los efectos del calor. Para ilustrarlo, señaló: “cuando las personas estamos en reposo, emitimos un calor constante equivalente al de una lamparita de 100 watts. En cambio, una vaca lechera libera al ambiente un calor proporcional a 17 de esas lámparas. Además, en verano la vaca recibe otras 16 lamparitas de 100 watts sobre su cuerpo por la radiación solar, con lo cual debería disipar constantemente el calor equivalente al emitido por unas 33 lamparitas de 100 watts”.
Con este escenario, Ghiano evaluó distintas alternativas para mitigar el estrés calórico en las vacas en tambo con el uso de refrigeración. Los ensayos se llevaron a cabo en el INTA Rafaela con animales que atraviesan su primer tercio de lactancia.
Investigó parámetros asociados a la producción y la composición de la leche, sobre aspectos como la cantidad de sólidos, grasa y proteína. Además estudió aspectos vinculados con el confort y de bienestar animal como la temperatura rectal, la frecuencia respiratoria y el comportamiento, entre otros.
TECNOLOGÍAS DE REFRIGERACIÓN
Se trata de una de las tecnologías más difundidas en tambos grandes que tienen instalaciones acordes a altos niveles de producción. Consiste en mojar a los bovinos con aspersores y luego ventilarlos para bajar la temperatura corporal.
Bajo esas condiciones, el investigador obtuvo un aumento del 15% en la producción de leche, sumado a otra mejora del 15% en la eficiencia de conversión de alimento a leche. “Además disminuyeron los comportamientos que usan los animales para aclimatarse cuando están estresados por el calor, como el jadeo constante, lo cual indica un mayor grado de bienestar”.
El investigador destacó que últimamente, también se empezó a expandir en tambos chicos porque requiere una inversión accesible, que se puede recuperar en sólo un verano. “Permite reducir el estrés térmico con sólo dos ventiladores, aspersores, una bomba y una media sombra común”.
La mayoría de los establecimientos utiliza esta tecnología en el corral de espera, anterior al ordeñe.
Más allá de las tecnologías de refrigeración que se aplican en las instalaciones de ordeñe, Ghiano destacó la necesidad de preservar los espacios con sombra natural. Asimismo sostuvo que se puede aumentar el área de sombra artificial y bajar la radiación solar con estructuras de madera, media sombra e incluso con silo bolsa. “Si el animal no tiene sombra, sólo va a pastorear hasta las 9 de la mañana y a la tardecita. Después va a intentar estar debajo de una sombra y cerca del agua”, explicó.
En cuanto al agua, esta representa un insumo fundamental para la producción lechera. En las últimas décadas aumentó la carga animal en los tambos, algunos pasaron de tener 100 a 250 vacas en la misma superficie, pero los bebederos siguen igual.
Fuente: Sobre la Tierra (SLT-FAUBA), autoría Juan Manuel Repetto.