Esta época del año, al igual que los bovinos y todos los animales productivos, los especialistas aseguran que se origina la unión de varios factores que dan como resultado la no adaptación de los cerdos al ambiente: “Esto les genera estrés y, por consiguiente, perdidas productivas de aparición inmediata y de mediano y largo plazo, estas últimas suelen ser las más peligrosas ya que no siempre son asumidas como tales. A esto le llamamos perdidas insensibles, silenciosas o inaparentes”, afirmó Ariel Cogo, veterinario de la agencia Luján del INTA AMBA.
En cuanto a las altas temperaturas, el especialista explicó que se debe estar atentos durante el día, pero también es clave saber las marcas térmicas durante la noche y la diferencia (amplitud térmica) que muchas veces no llega a descender.
“Esto complica más el cuadro produciendo un efecto aditivo en el número de horas de calor efectivo o jadeo, temperatura por encima de la temperatura critica máxima, limite por encima del cual la hembra no puede disipar calor”, detalló Cogo.
El otro factor climático predominante es la radiación solar, que se encuentra en su pico anual y genera inconvenientes sobre los animales “más en aquellos que no cuentan con defensas naturales. Es decir, las razas blancas y sus híbridos son más susceptibles, máxime las líneas genéticas derivadas de estas que son seleccionadas para el confinamiento y cada vez tienen menos presencia de pelo”, explicó el veterinario.
En este marco, el profesional de INTA Luján agregó que las propias características de la especie porcina conspiran contra sí misma en esta época y es preciso conocerlas para poder actuar a su favor.
Por un lado, la especie porcina no es buena disipando calor corporal ya que transpira muy poco, por tanto, necesita humedecer su piel para bajar su temperatura interna. Y por el otro, la cerda moderna no busca la sombra instintivamente, al contrario de otras especies domesticas de interés zootécnico como la vaca, por ejemplo.
Esto se debe a que la selección ha dado como resultado una hembra más magra y por lo tanto con menos fuente natural de energía para calentarse, al perder temperatura a través de sus pezuñas, busca el sol y eso hace que entre en zona de confort térmico y muchas veces se duermen, las consecuencias de una hembra dormida al sol son graves quemaduras de piel que generan mediadores de dolor (prostaglandinas) que dan señales al cerebro contrarias a los intereses reproductivos y a favor de la vida de la cerda.
En resumen, aseguran desde el INTA que estos factores traen como resultado la perdida de una preñez si la había o la no expresión del celo si es lo que tenía que suceder.
“En cachorras se expresa en menos precocidad, edad de aparición del primer celo, lo cual condena a una mala performance reproductiva futura. En los machos hay mala calidad seminal con efecto retardado, lo que está en el testículo preparado sirve para 45 días, lo cual agrava el problema ya que un golpe de calor hoy en el macho tendrá consecuencias nefastas, pero dentro de un mes y medio. Es claro remarcar que no siempre se asocian ambos sucesos”, indicó Cogo.
Qué hacer frente a esta problemática
El veterinario relató una serie de medidas que pueden tomarse en forma simple sin grandes gastos en los sistemas de producción tanto sean a campo confinado o mixto.
• Disminuir la inclusión de fibra en la dieta, ya que la misma produce más calor (el metabolismo genera calor por el gran trabajo que necesita para degradarla) en verano es preferible dar dietas de fácil digestión.
• Proveer de sombra y agua, de manera combinada, obligando (encerrando) a los animales a la misma durante las horas de radiación intensa (aunque este nublado) de las 8 hasta las 20 horas.
• Mojar a las cerdas, recordemos que si esta seca (y no transpira) le cuesta bajar la temperatura.
• Chequear la cantidad de agua y asegurarnos que puedan tomarla, todos los animales, en lotes de grupos grandes se da competencia también por el agua, siempre que esta se entregue en cantidades limitadas (insuficientes). El caudal para adultos es de 2 litros por minuto, puede llenar una botella de gaseosa en los chupetes en un minuto.
“Las necesidades de agua de nuestra hembra se duplican de un día para el otro, el parto marca ese cambio y debemos actuar con practicidad. Si vienen de tomar 12-15 litros de agua/día y sabemos que va a tomar el doble preparemos todo para que suceda”, sumó el profesional.
Por otro lado, Cogo consideró que: “Ofrecer agua en el comedero para facilitar el acceso, aun sabiendo que el chupete debe ofrecer un buen caudal, a veces ayuda a estimular el incremento de consumo vital para paliar el calor y secundariamente para dar leche en cantidad y calidad”.
Finalmente, Ariel Cogo remarcó que el 55% de los adultos y el 80% de un lechón es agua, la madre es la única fuente de agua en los primeros días de vida, es crítico que tenga agua fresca en cantidad y calidad; y que ofrecer la comida humedecida aumenta la estimulación y el apetito, mejora la digestibilidad y aumenta la ingestión.