La oportunidad que representa el agregado de valor de origen para el desarrollo del interior productivo, incluso de zonas alejadas y no tradicionalmente agrícolas, queda de manifiesto con el emprendimiento que está funcionando exitosamente en el Valle de Traslasierra cordobés: una fábrica de biodiésel con la soja que se produce allí.
Sí, aunque sea una región vinculada fundamentalmente al turismo, existen planicies en la denominada “Pampa de Pocho” donde se siembran cultivos extensivos.
Uno de los pioneros al respecto es David Copello, un productor y empresario agroindustrial oriundo de Guatimozín, que a través de su firma RB Agronegocios no solo produce el poroto de soja en campos de Ambul, sino que también se animó a dar el paso de transformarla en biocombustible.
La planta fue presentada a fines del año pasado y ahora se transformó en la primera que consigue el sello de calidad B100 otorgado por el Gobierno de Córdoba, a través de su Programa BIOCBA que promueve la autoproducción y autoconsumo de biodiésel en estado puro, sin mezclas con ningún combustible fósil, elaborado en planta propia, sin existir operación comercial alguna.
El año pasado, Infocampo reflejó las características de este emprendimiento cuando fue presentado en la Exposición Agrícola Ganadera e Industrial de la Pampa de Pocho.
Producen soja en medio de las montañas de Traslasierra y ahora también fabricarán biodiésel
SOJA Y BIODIÉSEL ENTRE LAS MONTAÑAS
“El proceso de producción comienza con la cosecha del grano de soja en nuestros campos en Traslasierra, que luego se llevan a reprocesar a distintas aceiteras y desde donde se recibe el grano convertido en aceite”, relata Copello, en un artículo difundido por el Gobierno cordobés.
Así, a partir de un aceite crudo que debe ser desgomado, neutro y seco para garantizar la calidad certificada por el Centro de Excelencia, Productos y Procesos de Córdoba (Ceprocor), obtienen un biodiésel puro y sin residuos.
Es esta calidad del propio combustible la que les permitió mantener en condiciones la flota de vehículos y maquinarias que destinan a las tareas productivas de firma.
“Tenemos desde pick-up, tractores, cosechadoras, el sistema de riego y hasta una flota de camiones, todos funcionado con biodiésel sin ningún tipo de inconvenientes”, explica Copello.
Y agrega: “Incluso esta planta no está conectada al tendido eléctrico: con un motor Perkins 4 se genera la corriente para poner en marcha la planta de biodiésel”.
PARA USO PROPIO O PARA “CANJE”
Vale recordar que el programa BIOCBA no solo fomenta este tipo de emprendimientos para uso propio del biodiésel, sino también que permite que empresas como RB Agronegocios abastezcan a terceros mediante contratos de maquila: reciben granos de soja o aceite de soja y entregan biodiésel como pago, el que también debe ser destinado solo para autoconsumo.
En este marco, la primera producción externa de RB fue para la Cooperativa de Luz y Fuerza de Villa General Belgrano, y cuyo biodiésel permitió encender una turbina que produce cuatro megavatios de energía eléctrica para sus vecinos.
“Los productores de la zona, vienen, miran y les ofrezco probar los tractores para que vean cómo funcionan”, ejemplifica Copello.
Desde su punto de vista, apostar a este tipo de iniciativas es fundamental porque “el mundo va hacia la transición energética y Córdoba está dando el puntapié ante otras provincias”.
Vale recordar que Córdoba también fue pionera el año pasado al abrir la primera estación de servicio del país con surtidores específicos de biocombustibles, donde se expende gasoil con 20% de biodiesel y nafta con 17% de bioetanol.
“A través de los motores diésel sé que estoy quemando un combustible que es amigable con el medio ambiente, sin generar ningún tipo de residuos y contribuimos a la reducción de nuestra huella de carbono. Yo quiero dejarle algo a las futuras generaciones”, reflexiona Copello.