El productor Gabriel Cottura vive en Monte Buey, pero su radio de acción abarca, de este a oeste, a todo el sur de Córdoba y parte de San Luis.
En 2006, comenzó a trabajar junto a un compañero de la facultad de agronomía, Lucas Lepore, quien hoy sigue siendo su socio, con apenas 15 hectáreas. Con el paso de los años fueron sumando más superficie, pero su principal trabajo era como ingenieros agrónomos, asesorando a empresas que sembraban cultivos en esta región del país.
Luego, cada uno fue abandonando de a poco sus actividades particulares, hasta que “hace unos tres años dejamos todo y seguimos adelante solo con lo nuestro”, comenta Cottura a Infocampo.
Hoy alquilan unos 40 campos en una amplia zona que va desde el norte de Río Cuarto hasta Justo Daract, en el este de San Luis; Vicuña Mackenna, al sur de Córdoba; y Laboulaye, Huanchilla y Monte Buey, al sudeste de esta provincia.
Desde esta perspectiva productiva, al ser también agrónomos una de las cuestiones que los distingue es estar constantemente probando y ensayando nuevas variedades de semillas, con el fin de lograr mejoras en la productividad.
En ese sentido, desde hace un par de campañas comenzaron a ser multiplicadores y distribuidores de soja y maíz del semillero Stine.
“Nos interesó mucho el proyecto de genética que han desarrollado, con un importante respaldo y buena tecnología de base. Es una empresa que hace poco está en Argentina, pero que en ese poco tiempo ha logrado productos que compiten de igual a igual con firmas que tienen 20 años de ventaja de desarrollo local, e incluso logrando diferenciales. Por eso nos interesó subirnos al barco”, remarca Cottura.
MAÍZ
En el plano financiero y económico de su empresa, el productor señala que el maíz es lo que tiene mayor participación en los ingresos, al punto de que en sus planes de siembra muchas veces realizan dos campañas consecutivas del cereal.
En el sur de Córdoba, la gran mayoría de los materiales que se siembran son tardíos, pero eso conlleva un riesgo: es una zona que suele sufrir tormentas de vientos muy fuertes en otoño e invierno, y que provocan quebrado de caña cuando las plantas ya empiezan a secarse.
Asimismo, las heladas suelen ser tempranas, y por ello es fundamental que los ciclos sean medios a cortos y logren una rápida madurez y secado.
En ese sentido, Cottura destaca el potencial del último maíz “corto” que lanzó Stine (ST 9741-20) y del “petiso” (ST 9820-20).
“Vemos que la genética de Stine es muy útil para la zona: ciclos medio, o medio-cortos, de secado rápido y arquitectura de planta baja, muy buena sanidad, buena caña y con biotecnología Viptera 3, que es de las mejores protecciones contra todos los lepidópteros, además de oferecer tolerancia a dos grupos diferentes de herbicidas. Es lo que hace falta en maíz tardío”, subraya.
Y menciona como ejemplo que los rendimientos logrados con estos híbridos son similares a los que logran los mejores materiales de la competencia en esta zona, donde también predominan los ambientes restrictivos.
“Vienen logrando similares quintales por hectárea a los maíces líderes, con un plus en cuanto a la sanidad, control de plagas y malezas; y la estabilidad de las plantas por el tamaño de la caña: nos da menos miedo de que se caigan”, explica Cottura.
SOJA
En cuanto a la oleaginosa, el punto sobresaliente para Cottura es la tecnología Enlist, que le confiere a la semilla tolerancia a aplicaciones de glifosato, 2,4-D y glufosinato de amonio, lo que ayuda a su vez a tener más herramientas para controlar las malezas.
“Acá es clave porque estamos en la cuna del yuyo colorado: son ambientes de calidades medias a inferiores en los que las plantas sufren numerosas condiciones de estrés. Con la tecnología Enlist logramos excelentes controles de malezas, evitando competencias y sin agregarle otro factor de estrés al cultivo”, completa Cottura.
Bajo este panorama, junto a Lepore crearon Avanti Semillas, la empresa que representa a Stine en su zona de influencia, y este año ya están comercializando semillas de maíz y soja Stine, estas ultimas multiplicadas en sus campos, punto este desde donde nació la idea de este desafío, buscando un agregado de valor a su producción de soja.
“Como productores vemos que Stine tiene una buena genética y buena biotecnología, y un proyecto de inversión e investigación muy importante, por lo que creemos que a mediano plazo va a ser una empresa fuerte”, insiste Cottura.