Cuenta la leyenda que el origen de los helados es muy antiguo y atribuyen su invención a los antiguos romanos, que preparaban un “sorbete” con nieve, frutas y miel. Se dice también que Nerón hacia traer nieve especialmente desde los Alpes para que le preparasen esta bebida helada. Otros con igual convicción, señalan que los chinos, muchos siglos antes de Jesucristo, ya mezclaban la nieve de las montañas con miel y frutas.
Lo cierto es que los conocían y disfrutaban chinos, turcos, árabes y romanos. Los cocineros árabes de los Califas de Bagdad se destacaron en refinar la calidad y variedad de los helados, incorporando a la preparación zumos de frutas. A estas mezclas le dieron el nombre de “sharbets”, que quiere decir bebida. De allí el nombre “sorbete” empleado hoy en día. Como en otros casos, Jorge Davalli dice que se atribuye a Marco Polo el haber divulgado en Italia, de regreso de uno de sus viajes al Lejano Oriente, una receta para su preparación. Esto apoyaría la idea de que fueron los chinos quienes inventaron los helados, pero como es desde Italia que se hacen conocidos en el mundo se explica que muchos crean que se originaron en Roma.
No es de extrañar entonces que los creadores e impulsores del helado en el país, sobre todo en Buenos Aires, hayan sido todas familias de ese origen, como es el caso de los Davalli, que con Chungo crearon una de las marcas más tradicionales, nacida en 1973 en el local insignia ubicado en Avenida San Isidro y Arias. La empresa fue fundada por Jorge Davalli, actual presidente. Es una empresa netamente familiar en la que sus hijos, Ariel y Mariano, participan en la operatoria y en la toma de decisiones. Actualmente poseen seis locales. Desde 1973 hasta 1990, sólo operaron en el primer local de la Avenida San Isidro, que comenzó siendo mucho más pequeño de lo que es actualmente, se amplió y transformó varias veces hasta adquirir la personalidad que tiene actualmente como gran espacio de encuentros y reuniones. Desde 1990, comenzaron a abrir nuevas sucursales, todas ubicadas en puntos estratégicos.
Pero más allá de ser el producto estrella del buen tiempo por excelencia, Jorge Davalli señala que este producto aporta una gran cantidad de nutrientes a nuestra dieta, como proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas y minerales. “El consumo de 100 gramos de helado supone un aporte máximo de un 15% del total de calorías que se deben proporcionar a la dieta diariamente. Su consumo se aconseja para quienes tengan problemas relacionados con lípidos, inapetentes, con decaimiento o con bajo estado de ánimo, o inclusive, con problemas de deglución”.
Juan Carlos Fola
Especial para Infocampo
