La campaña de maíz 2024/25 avanzó en algo más del 40% de la superficie proyectada, de acuerdo a la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) y por el momento, los relevamiento de chicharrita del maíz arrojan un panorama alentador.
De acuerdo al 7° informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis, casi el 90% de las localidades relevadas están libres de esta plaga.
Pero más allá de esta tranquilidad, el trabajo advirtió sobre algunos incrementos del vector en focos puntuales de zonas endémicas.
Este dato se conoció en el marco del proyecto Plagas de CREA, en donde investigadores y técnicos de todo el país analizaron cómo manejar esta situación.
EL PANORAMA DE LA CHICHARRITA DEL MAÍZ
Lucas Cazado, líder del proyecto, reconoció que si bien en la campaña 2023/24 la presión de la plaga exhibió niveles críticos en NOA y NEA, el escenario actual es más favorable. “Muchas zonas que tuvieron poblaciones considerables están muy bien hoy”, destacó.
Un dato a tener en cuenta es que este año, no todas las chicharritas detectadas son vectores del complejo de achaparramiento. “No son para alterarse, sino para tomar recaudos”, afirmó.
Ver esta publicación en Instagram
Alejandro Vera, investigador de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Tucumán) sostuvo que en las regiones más afectadas durante la campaña pasada bajó la presión, a partir de un invierno frío y las heladas, en lugares críticos como San Agustín (Tucumán) y Los Altos, en Catamarca.
En este sentido, dijo que si bien es escenario es muy diferente al año pasado, no hay que bajar la guardia y se deben seguir con los controles.
“Las trampas proporcionan información importante, pero también es importante complementar viendo los cultivos y volver a lo que nos desacostumbró la biotecnología”, enfatizó.
ESTRATEGIAS DE MANEJO
Augusto Casmuz, de la experimental tucumana de Obispo Colombres, sostuvo que los productores deben aprender a convivir con el vector y recomendó herramientas de control, tomando como premisa que no existe una solución 100% efectiva ante una plaga que es de carácter multifactorial.
“Al planificar la campaña hay que incluir un plan para el manejo de Dalbulus maidis. A diferencia de otros, este vector exige sumar una serie de herramientas, tanto culturales como químicas, para tener un cultivo exitoso”, explicó.
El primer paso -antes de sumar cualquier estrategia- es partir de poblaciones bajas. De este modo, es clave la eliminación de los maíces “guachos” y el monitoreo sistemático de las trampas y los cultivos
Un segundo paso son las prácticas culturales. “A nivel mundial, aún no existen materiales con resistencia. Hay que tratar de trabajar con híbridos que demuestren un comportamiento diferencial, aunque la genética no es la única solución al problema”, indicó.
En paralelo, hizo hincapié en el tratamiento de semillas, la elección de las fechas de siembra y los monitoreos del cultivo.
Tras agotar estas instancias, el último recurso es la aplicación de productos foliares: “Todas las herramientas químicas son de amplio espectro, por lo que es importante aplicar en base a los resultados arrojados por el monitoreo”, consideró.
El especialista agregó que en Brasil y Paraguay se están empleando también herramientas biológicas. “En Argentina hay algunas, fundamentalmente, a base de Pseudomonas, Isaria y Beauveria. Son un complemento de lo químico, hay que ver en qué momento aplicarlas para sacarles el mejor provecho”.
Ver esta publicación en Instagram
Federico Zerboni, presidente de la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (MAIZAR) también aportó su visión. “Hay que bajarse de la camioneta y ensuciarse las botas, porque si llegamos temprano tenemos altas chances de ser exitosos”, sostuvo.
Y concluyó: “Es bueno compartir el conocimiento y unirse, todos estamos en esta y todos queremos producir maíz, porque es estratégico para la estabilidad del sistema. Vengo de Jesús María (Córdoba) y hay mucho maíz sembrado; no hay que dejar de sembrar por miedo, hoy tenemos más conocimiento y lo podemos manejar”.