La disponibilidad balanceada de nutrientes es crítica para definir adecuada formación de granos desde la siembra del cultivo de maíz.
“Los maizales actuales en Argentina muestran frecuentes limitaciones en la incorporación de nitrógeno, fósforo, azufre y algunos microelementos”, dice el experto en nutrición vegetal, Martín Díaz Zorita (Ver foto).
Es sabido que estudios recientes de fertilidad de los suelos, realizados por el INTA, describen que en una vasta región agropecuaria argentina hay un empobrecimiento significativo en la calidad de la materia orgánica y consistente en la reducción en las cantidades extractables de nutrientes esenciales.
Otros estudios, dice Díaz Zorita, indican que el manejo de nutrientes, en diferentes condiciones de producción locales, concluyen que las prácticas frecuentes de fertilización implementadas al cultivar maíz, si bien muestran importantes aumentos en la producción son insuficientes.
Por ello, la propuesta del experto es respaldar la producción con “modelos mejorados” de producción. Estos se tratan de integrar manejo y expectativas de producción y aplicar fertilizantes en forma eficiente.
“Las mejoras en la producción al fertilizar se explican por aplicaciones de fuentes con fósforo de base, dosis de nitrógeno proporcionales a los rendimientos esperados en combinación con el uso de azufre y zinc”, dice el especialista.
Asimismo, aclara que dada la alta frecuencia de lotes agrícolas con bajos contenidos de fosforo extractable, fertilizar con este elemento es indispensable y prioritario para lograr un crecimiento inicial uniforme y vigoroso del maíz.
De acuerdo a los últimos datos científicos, al mejorar el manejo del cultivo (nuevos híbridos, ajustes en la densidad y condiciones de siembra y de cultivo), las expectativas de rendimientos aumentan y, en promedio, por cada tonelada extra de los cereales necesitan unos 22 kilos adicionales de nitrógeno aportados por fertilización.
Asegurando proporcionalmente las mejores condiciones productivas con estos nutrientes, se intensifica, de esta manera, la demanda de azufre.
“Lograr un eficiente aprovechamiento del nitrógeno requiere de una adecuada provisión de azufre desde el suelo. En términos generales es conveniente lograr aportes de este elemento próximos a los 10 kilos por hectárea”, admite Díaz Zorita.
Respecto a la ausencia de zinc, elementos como el nitrógeno y el fósforo se tornan ineficientes.
Las correcciones de necesidades de zinc pueden realizarse, tanto usando fertilizantes al suelo como en tratamientos de semillas y foliares, ajustando según las fuentes y las condiciones de producción el momento, las dosis y las tecnologías de aplicación.
“Nutrir eficientemente maíz, independientemente de la fecha de su siembra, explica hasta casi el 30% de los rendimientos alcanzables y resulta del manejo balanceado de elementos, la consolidación un alto número de granos y su posterior llenado”, dice el especialista.