La carne argentina producida a pasto exclusivamente, es un producto natural, con bajo nivel de grasa intramuscular, de grasa saturada y colesterol. Según la licenciada en nutrición, Viviana Viviant, miembro de la Asociación Argentina de Nutricionistas, los beneficios claves son: el aporte de proteínas de excelente calidad, inclusive aquellas que el organismo por sí sólo no puede producir, vitaminas del complejo B, hierro y zinc. Está incorporada a la dieta diaria de los argentinos y para muchos un buen bife no es comparable con absolutamente nada.
Por otra parte, la soja brinda hidratos de carbono, fibra, proteínas, grasas insaturadas, potasio y magnesio. “Su consumo tiene muchos beneficios, como la estimulación del funcionamiento intestinal, protege el corazón y reduce el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, pero es importante remarcar que la carne vacuna es fundamental en la dieta y la soja no es para nada un sustituto”, sintetizó Viviant.
Desde hace unos años, de la mano de la onda naturista, sumado al incremento del precio de la carne, muchos colocaron a la soja en un lugar de excelencia y recomendaban su consumo como reemplazante. Grave error, ya que un plan alimentario sin las proteínas que aporta la carne es inaceptable, más aún en los chicos que están en edad de crecimiento.
Hace dos años el Foro de Nutricionistas se expresó en cuanto al uso de la soja y recomendaron informar a la población cuál es su valor nutricional real. También se manifestaron claramente con respecto al consumo de la denominada “leche de soja” pues no sustituye bajo ningún punto de vista a la de la vaca, es “sólo una bebida”, ya que es deficitaria en muchos nutrientes y puede interferir en la absorción de hierro y zinc, así como tampoco es buena fuente de calcio.
Entonces ¿qué elegimos? ¿carne vacuna o soja? La respuesta es: ambas. Una y otra deben tener un lugar en la nutrición porque pertenecen a grupos de alimentos distintos, con una composición nutricional diferente.
La buena carne es un privilegio argentino que, dentro de lo posible no habría que privarse y el precio de los productos de soja son tentadores, entonces juntas y amigas en el plato.
Yanina Otero
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