âContra lo que pensaba, al final el Gobierno consiguió que los precios bajaran, aunque el consumo no aumentóâ, comentaba un industrial frigorífico, con los datos de faena del primer semestre frente a sus ojos.
Sucede que en el lapso que va de marzo a junio de este año, es decir a partir de que se decidió restringir las exportaciones vacunas, la faena se redujo en 850.000 cabezas respecto de igual período de 2005. De los 4,82 millones sacrificadas el año pasado en ese tiempo, se pasó a 3,97 en el actual, es decir que la merma equivale a aproximadamente un mes de faena.
En forma paralela cayó la producción de carne, que entre marzo y junio (cuatro meses) de este año fue de 907.000 toneladas contra 1,04 millón en 2005.
El dato interesante es que si se resta a esta producción el volumen exportado, resulta que el consumo interno fue menor en el período marzo/junio de este año (797.000 t) que en el de 2005 (807.000). Como decía este industrial, si bien la estrategia del Gobierno puede considerarse exitosa en términos de haber frenado el aumento de la carne vacuna al público o incluso haberla hecho bajar, el costo parece haber sido muy alto.
Los menores precios de la carne no se tradujeron en un aumento de la demanda, en tanto que significaron una caída importante en la actividad industrial del sector y menores precios para los productores ganaderos. Respecto de esto último y conociendo los datos de faena del Oncca ya se puede decir que las pérdidas, que el trabajo de Estrateco estimó en $ 370 millones para los ganaderos, son en verdad más de $ 420 millones.
De manera tal que el argumento de que por culpa de las exportaciones se iba a desabastecer el mercado interno parece no haber sido cierto. Por el contrario, se cerraron las ventas externas, bajó el precio y los argentinos no comieron más carne por ello.
En sentido opuesto, ¿podría haber una limitación del consumo interno por aumento del precio, como en algún momento se proponía desde ámbitos privados para conciliar demanda externa e interna? En caso de ser así, ¿a qué valores? âLa demanda se comporta en forma inelástica ante las variaciones de precioâ, decía el industrial con el cual conversaba en la semana.
El termómetro del mercado indica que los consumidores están dispuestos a seguir consumiendo carne aunque el valor suba. Esa es la conclusión de los operadores. Entonces, siendo que la prioridad del Gobierno nacional es mantener a raya la inflación, los actores públicos y privados de la cadena de ganados y carnes deberían diseñar otra estrategia para lograr este objetivo sin afectar la matriz del negocio ni la generación de divisas.