En el primer semestre del año, las exportaciones de harina de soja comenzaron a recuperar el terreno perdido en 2023. La sequía de la campaña 2022/23 pegó de lleno en la producción de la oleaginosa, situación que inevitablemente se trasladó a la comercialización de los subproductos.
“Frente a este escenario, Brasil superó a Argentina como principal exportador de harina de soja por primera vez en 25 años”, explicaron en un informe elaborado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Cabe destacar que el complejo oleaginoso argentino es un jugador de peso en el negocio y desde finales de los 90´es el principal exportador de este subproducto, podio que comparte con Brasil y Estados Unidos.
Según la bolsa rosarina, entre enero y junio de este año los despachos de harina de soja argentinos aumentaron un 46% con respecto al mismo período de 2023, a partir de la normalización en los niveles de producción.
“Sin embargo, a pesar del crecimiento interanual, al evaluar el desempeño sobre el mediano plazo, la dinámica productiva local se ve sobrepasada por sus más cercanos competidores”, advirtieron.
Este crecimiento moderado está influenciado por la elevada capacidad ociosa de la industria, que durante las últimas tres campañas se mantuvo cerca del 42%. Esto responde a una falla estructural que el complejo sojero argentino no logra revertir: una infraestructura que permitiría incrementar el crushing, pero una cosecha de poroto que no aumenta de manera significativa.
LA SITUACIÓN EN BRASIL Y ESTADOS UNIDOS
Durante el primer semestre de 2024, Brasil experimentó una disminución en el crushing de soja, algo atípico en el vecino país. Un motivo posible es el aumento en los costos operativos, que presionaron los márgenes rentables de las pantas.
“Este aumento es resultado de las nuevas modificaciones impositivas implementadas a principio de año, las cuales han presionado los márgenes de rentabilidad de las plantas procesadoras”, señalaron desde la bolsa rosarina. A esta situación, se suma la inundación que afectó al estado de Rio Grande do Sul, una región clave en la producción de soja.
Si bien tanto Brasil como Estados Unidos dedican gran parte de su molienda al mercado interno, en los últimos 14 años esta tendencia mostro cambios. En ese período, las importaciones mundiales de harina de soja aumentaron un 25% y las exportaciones de esos dos países crecieron a tasas anuales que oscilaron entre 3,2% y 4%.
“En las antípodas de sus pares americanos y marcado por la alta volatilidad, durante los últimos catorce años nuestro país ha decrecido su ritmo promedio anual de envíos al exterior de harina de soja en -0,9%”, calcularon desde la BCR.
Y agregaron: “Aunque Argentina hoy mantenga la posición de principal referente sobre el comercio internacional de harina de soja, ya no lo hace de forma indiscutida y ha sabido perder terreno sobre un mercado que no ha parado de crecer”.
Los números son por demas gráficos: según las estimaciones actuales, el sudeste asiático pasaría de importar 11 millones de toneladas de harina de soja durante el ciclo comercial 2010/2011 a 19 millones en el lapso 2023/24.
En este contexto, hace cinco años las ventas argentinas explicaban casi la mitad del total de importaciones de harina de soja de la región asiática. Pero la bolsa enfatizó que desde la campaña 2020/21 la participación argentina en ese mercado cayó de manera significativa.
” Así mientras las importaciones de la región crecieron 12%, la participación argentina en aquel mercado cayó a mínimos históricos”, concluyeron.