Los malos olores provenientes de frigoríficos y chancherías preocupan a la población de Río Gallegos, en Santa Cruz, donde el Ministerio de Salud y Ambiente realiza gestiones para reducir el efecto en las viviendas.
Al menos así lo confirmó Mariano Bertinat, secretario de Estado de Ambiente, quien en declaraciones a la radio local Tiempo FM aseguró que “hay dos problemas” desde el punto de vista ambiental: el de los efluentes de sangre y el de los olores.
Bertinat contó que en la ciudad hay cuatro establecimientos que “estaban conectados a la red cloacal municipal”. “Nosotros fuimos varias veces porque no se puede tirar sangre. La normativa no lo permite, más allá que las bombas se paren o no del colector principal, no se puede hacer eso”, aseguró, y remarcó que en los últimos dos años se les solicitó estudios de impacto ambiental.
“En el Frigorífico Faimali se instaló el sistema para evitar que la sangre vaya a la cloaca. El 80% de la sangre se recircula en el sistema. Se trata de una reducción muy importante”, subrayó, y agregó que otra firma de la zona cuenta con una planta de rendering que procesa los restos de faena de los cuatro frigoríficos. “Transforman un residuo que antes iba al basural en un producto que es harina de hueso y cebo de grasa. El problema es que esa máquina tira olor”, lamentó, al tiempo que adelantó que desde el gobierno provincial analizan un proyecto del CFI para consultoría que permita conocer qué obra realizar para evitar el olor.
Por otro lado, el funcionario indicó que tras denuncias de vecinos hallaron una chanchería a la salida de Río Gallegos, por la Ruta 54, donde se constató que el sistema de tratamiento de los efluentes era “deficiente” y afirmó que “después de varias inspecciones, se minimizó la salida de olores”.