A ese total de u$s 25.000 millones, el capítulo argentino le aportó unos u$s 1.800 millones en el ejercicio cerrado al 31 de diciembre. Esa cifra provino básicamente de la exportación de cinco productos: trigo, maíz, soja (poroto), aceite de soja y harina de soja.
En los dos últimos rubros, en 2005 Bunge fue la primera exportadora. Colocó en el exterior 4,59 millones de toneladas (Mt) de harina de soja y 1,04 Mt de aceite, volúmenes equivalentes al 20% del total nacional en cada uno de los rubros. Con esos números le alcanzó para ubicarse por delante de Cargill y Dreyfus, sus dos principales competidores en el plano internacional, y de Aceitera General Deheza, en el local.
El actual modelo de agronegocios de Bunge se definió a fines de los 90, cuando los accionistas de la ex Bunge & Born decidieron desprenderse de una serie de activos en otros rubros (sobresalió la venta de Molinos Río de la Plata) y volver a sus orígenes en el comercio de commodities.
La empresa trasladó su sede a White Plains (New York, EE.UU.) y expandió su operación a todo el mundo, tal como originalmente concibió el negocio la familia holandesa Bunge, en el siglo XIX.
En la Argentina, Bunge es liderada por Raúl Padilla, cuyas primeras armas en el negocio de los oleaginosos las hizo para La Plata Cereal, una empresa del Grupo André, que luego fuera comprada por Bunge a comienzos de la actual década.
La principal fortaleza de la compañía es su capacidad y logística portuaria. Operan en Terminal 6 (al norte de Rosario) en sociedad con AGD, con la cual crearon una segunda operación denominada Terminal 6 Industrial.
Poseen la concesión del puerto mismo de Rosario, con la empresa Guide SA, desde donde embarcan aceites vegetales y tienen participación accionaria en las terminales de Bahía Blanca y Quequén. A esta capacidad le sumaron, a partir de 2005, el puerto de Ramallo (Buenos Aires).
La otra fortaleza está en su capacidad de molienda (crushing) de oleaginosas, principalmente soja, con sus plantas de Tancacha (3.600 t/día), en Córdoba; San Jerónimo Sud (2.200 t/día), 30 km al sur de Rosario y Puerto General San Marín (7.500 t/día), en el polo oleaginoso de Rosario. A esto hay que sumar la planta de T6 Industrial, con 8.000 t/día más.
Con esta capacidad, en torno a las 22.000 t/día en la Argentina, Bunge se ubica en el primer lugar como procesador, delante de Dreyfus, AGD, Cargill, Molinos y Vicentín. El objetivo, declaró públicamente Padilla, es llegar a las 30.000 toneladas. La empresa planea construir otra planta de crushing en el complejo de Ramallo.
En el mercado granario, definen la estrategia de Bunge en tres palabras, “originar”, “originar” y “originar”. Los operadores entienden que la gran batalla de la empresa es por conseguir grano y que eso la lleva a tener una actitud muy agresiva en lo comercial, comprando no sólo en los mercados concentradores sino buscando el negocio directo con el productor.
En esa competencia, Bunge no tiene una estructura de acopio propia tan desarrollada como las de sus competidores Cargill y Dreyfus. Sin embargo, eso no parece afectarle demasiado la competitividad, ya que durante 2005, Bunge exportó el 22% del trigo, ganándole a Cargill, Toepfer y Dreyfus, y el 19% del maíz, cereal en que sólo tuvo delante a Cargill, responsable del 26% de las colocaciones externas.
Pero todo este despliegue de volumen no se trasladó a los dividendos. En el balance cerrado el 31 de diciembre de 2005, la compañía declaró pérdidas por $ 71,46 millones, contra una ganancia de $ 47,14 en 2004. El resultado bruto del negocio de Bunge Argentina SA muestra que el costo de los bienes y servicios vendidos, más los gastos de comercialización y los de administración superaron con creces los ingresos por la venta de esos bienes y servicios.