Desocupados, escuelas, centros de salud, personas con capacidades reducidas Todos pueden, y de hecho lo hacen, tener su propia huerta y autoabastecerse de alimentos. El Programa Huertas Bonaerenses es promovido por el gobierno en todo el territorio provincial junto con el Ministerio de Desarrollo Humano y Trabajo y el de Asuntos Agrarios. Distribuyen kits de semillas y capacitación técnica a todos los beneficiarios.
La idea concreta es generar una red de productores. El gobierno provincial distribuye 150.000 kits. Con las huertas se promueve el desarrollo de una actividad digna por parte del desocupado, por ejemplo, el autoabastecimiento y una alimentación saludable, pues se trata de vegetales orgánicos.
“Ahora estamos buscando otras alternativas de producción. Empezamos a probar con la hidroponía y la cría de animales como conejos, así las huertas se transformarían en granjas”, explicó Eduardo Marchesi, director provincial de planificación para el desarrollo local y regional del Ministerio de Desarrollo Humano.
Concretamente, los beneficiarios son los acreedores de un Programa Jefes y Jefas de Hogar Desocupados, Plan Más Vida, SAF, Barrios Bonaerenses, Programa para personas con Capacidades Diferentes o Tercera Edad.
“Cada vez hay más interesados con el programa y la gente se sigue sumando. En la actualidad hay aproximadamente un millón de personas que ya son beneficiarias, y han podido mejorar sensiblemente su alimentación e ingresos básicos”, explicó Marchesi. En torno al programa se generan otras iniciativas. Muchas de las personas que producen en las huertas bonaerenses se organizan en ferias para intercambiar los alimentos, y de esa manera tienen más variedad de frutas y hortalizas. Por otro lado, diversos establecimientos como escuelas y centros de jubilados también se adhirieron a la propuesta, lo que generó el fortalecimiento del grupo. “Hace un tiempo también empezamos a repartir las herramientas necesarias para poder llevar a cabo la producción. Otra alternativa interesante que estamos llevando adelante es la capacitación a todos los beneficiarios para que puedan construir sus propias herramientas a un costo muy bajo. También lo hacemos con personas con capacidades diferentes”, contó Marchesi.
Este es un claro ejemplo de que el trabajo con la tierra no sólo puede ayudar a salir adelante a personas de bajos recursos, sino que también es utilizado con fines terapéuticos. Una vuelta a los orígenes, en que la huerta era algo normal, que se perdió pero que de a poco está volviendo.
Yanina Otero
yotero@infocampo.com.ar
