Durante los últimos tres años, la industria láctea atravesó una fuerte crisis, que poco a poco logró superarse. Actualmente, la producción lechera ha aumentado -con una consecuente suba de precios- si bien no se han alcanzado aún, los elevados niveles registrados en los últimos años de la década del 90´.
Guillermo Draletti, Presidente de la Unión General de Tamberos, manifestó al respecto que “fue una crisis brava en todo el sector tambero, el precio de la leche en polvo estaba casi por debajo de los mil dólares por tonelada; ahora hay un crecimiento de la producción y los precios superan los 2000 dólares en el mercado internacional, lo que nos permite un crecimiento importante”.
Asimismo explicó que, a pesar de este significativo incremento en la producción, de casi un 20% con respecto al año pasado, el consumo interno es insuficiente. “Si estuviésemos en los niveles de 210 litros por habitante que teníamos en la década del 90´ habría que aumentar mucho más la producción”, aclaró.
Por otro lado, Draletti destacó la importancia de la diversificación en las exportaciones de leche en polvo, a países como Argelia, Venezuela o Méjico, lo que permitió escapar a la “Brasil dependencia”, país vecino al que se exportaba, en la década anterior, el 75 % de la producción lechera, mientras que, actualmente, ese porcentaje se redujo a tan sólo un 35% del total de las exportaciones de leche.
Horacio Esteban, columnista de Infocampo radio, explicó que “en Argentina el tambero es uno de los sectores que aún no ha armado su cartera de valores”. A la vez, se manifestó interesado en conocer la situación de los tamberos respecto al precio que reciben por su producción.
El Presidente de la UGT expuso que, lamentablemente, el auge en las exportaciones lecheras y el aumento de precios no se ven reflejados en lo que cobra el productor. Al respecto observó que “estamos en un margen de participación del precio del tambero en el producto final, ya sea de exportación o lo que paga el consumidor en las góndolas, que es de los más bajos del mundo”. Draletti consideró que, en este sentido, los tamberos están “cubriendo deudas industriales de la devaluación”.
Por otro lado, opinó que el incremento en la producción láctea, se debe más que nada al descenso en el rendimiento de alternativas agrícolas como por ejemplo la soja, que producen un vuelco de los productores hacia el área lechera.
En cuanto a los esfuerzos del sector por mejorar sus ingresos, Draletti reconoció que, al encontrarse considerablemente dividido el conjunto tambero, no se habían podido tomar las medidas necesarias para evitar las oscilaciones del mercado. En este sentido, asumió la responsabilidad de los tamberos frente a su escasa participación del precio en el producto final.
Asimismo, Draletti expresó el deseo de que la Argentina siga diversificándose, pero no sólo en cuánto países compradores, sino también en cuánto a productos de posible exportación en el sector. Así, manifestó que, si bien la Argentina participa de forma importante en las exportaciones de leche en polvo, sería interesante desarrollar también la venta de quesos, producto que, en el mercado interno, se lleva casi el 70 % de la materia prima.
Finalmente, dejó claro que la leche en polvo podrá continuar con su desarrollo
“siempre y cuando no se produzcan cuellos de botella en las inversiones” y recalcó que “un crecimiento de la producción exige para la exportación tener plantas, por más que sean caras”.
El desafío será entonces la proliferación de plantas para la indutria láctea y la posible diversificación de los productos exportados.