El gobierno va a tomar deuda por diez mil millones de pesos a tasa alta, emitiendo un bono con vencimiento en 2017. La noticia es preocupante porque parece inaugurar un nuevo sistema de financiamiento kirchnerista: “gasto yo, paga el próximo”.
La emisión de los Bonar 2017 es el primer paso de una herramienta del kirchnerismo para obtener fondos frescos y, al mismo tiempo, condicionar económicamente al próximo gobierno. Muchos analistas políticos ven que el mejor plan del kirchnerismo es dejar el poder en 2015 para intentar volver cuatro años después. El malestar social que genera la inflación, el estancamiento y la tensión sobre el empleo y la falta de un sucesor que la presidente considere propio hacen que esta hipótesis suene bastante sólida. Para ello el gobierno debería llegar bien a 2015, pero ya no cuenta con las herramientas que usó en el pasado para financiarse.
El gobierno de Cristina Kirchner se financió hasta ahora tomando préstamos del Banco Central y de la Anses. Para poder hacerlo cambió la Carta Orgánica del Banco Central, que dejó de ser custodio de la solidez de la moneda para convertirse en el prestamista de una gestión económica tan disparatada que generó inflación y recesión. Así, hoy más de 65% de los activos del Banco Central son préstamos al Tesoro Nacional. Además, Argentina tiene un cronograma de vencimientos de deuda muy complicado: en 2014 vencen 5.500 millones de dólares, en 2015 hay que pagar 13.000 millones de dólares y en 2017 10.000 millones.
Si, en estas circunstancias, el kirchnerismo decide pasar el chubasco de los vencimientos de 2015 tomando deuda muy cara y de vencimiento corto, durante los siguientes ocho años el frente financiero de la próxima administración va a estar comprometido. Por eso, ante el surgimiento de este nuevo esquema de “gasto yo, paga el próximo”, los candidatos presidenciales, los partidos políticos y los ciudadanos tenemos que estar atentos a esta semilla de pesada herencia que se gesta con los Bonar 2017. Tenemos una tarea fundamental por delante: controlar al gobierno para que no nos embargue el futuro cercano.
Por Miguel Braun. Director Ejecutivo de Fundación Pensar
