El Centro de Desarrollo Sustentable GEO de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires realizó un completo análisis sobre los últimos sucesos climáticos extremos que se están expresando en Argentina, así como también en gran parte de Sudamérica y en el resto del mundo.
Titulado “El cambio climático es hoy: olas de calor, colapsos energéticos, incendios y degradación ambiental”, se pone de manifiesto la necesidad de contar con una matriz energética más sustentable, pensando de cerca en los biocombustibles así como otras fuentes renovables.
Lo primero que analiza Marcelo Corti, director del centro GEO, es que “las consecuencias (del cambio climático) ya son palpables. Hace tan solo unos días, más de 50 ciudades de la Argentina superaron los 40°C y se batieron múltiples récords de temperaturas máximas“.
Pero además señala que “empezamos a notar que el cambio climático no sólo tiene efectos lejos de mi círculo, de mi casa, sino que afecta considerablemente nuestra vida cotidiana”.
Por poner un ejemplo Conti, explica lo sucedido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), donde “las condiciones de colapso energético debido a las altas temperaturas se intensifican año a año. La demanda energética sigue creciendo a niveles que la oferta no puede satisfacer y los cortes no solo afectan la posibilidad de refrigeración, sino también la provisión de un servicio esencial: el agua“.
“Sin potabilización y distribución el agua no puede llegar, y sin agua por mucho tiempo la ciudad colapsa“, agrega.
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Es acá donde estos cambios “exigen la necesidad imperiosa de una transición energética“, sostiene Conti. “Pasar de un sistema energético basado exclusivamente en combustibles fósiles a uno de bajas emisiones o sin emisiones de carbono, basado en fuentes renovables. Cambiar las formas de producción y consumo energético es un hábito no sólo deseable sino necesario que debe comenzar cuanto antes”.
Saliendo de la ciudad, nos podemos encontrar también con localidades del sur bonaerense que en menos de dos semanas recibieron las precipitaciones de un año promedio y que actualmente se encuentran anegadas. También hay que mencionar los incendios, sobre todo los de la Patagonia y los del norte del país, que continúan generando pérdidas incalculables en el ambiente.
Al respecto el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) identifica los incendios como una de las principales causas de desertificación en la Argentina. El 70% del país son tierras secas y el 81,5% presenta algún proceso de degradación y esto conlleva consecuencias como la migración, el abandono de tierras, la pobreza y la marginalización, además de un desequilibrio territorial y ambiental.
“Antes veíamos catástrofes como el descongelamiento de los polos como algo lejano, que mirábamos con tristeza, hoy nos encontramos con que el cambio climático impacta en nuestro día a día: ya sea en la provisión de servicios públicos o en las temperaturas con las que tenemos que convivir tanto en verano como en invierno”, sostiene el especialista.
Y concluye: “La alteración en la frecuencia de precipitaciones y temperaturas son un catalizador más de estos cambios, pero no son determinantes, las acciones humanas sí lo son“.
Solo queda preguntarnos una cosa: ¿Qué estamos haciendo individualmente para frenar el cambio climático?