Las firmas de alcance global Cargill y Bunge generan por estas horas incertidumbre en el mercado global de los biocombustibles: en Estados Unidos, ralentizaron el ritmo de compras de aceite de soja y cayó la demanda.
Según analistas del sector energético y granario que reportaron a la agencia Bloomberg, una “falta de claridad” sobre un nuevo crédito fiscal para los combustibles limpios “está llevando a los productores de biocombustibles a posponer las compras de aceite de soja para principios del próximo año”.
Ese es el punto que afecta a la demanda general de soja. Incluso, según fuentes que reportaron a la agencia de noticias internacional, a mediados de octubre los minoristas de combustible habían adquirido apenas el 10% de las materias primas necesarias para biodiésel para el primer trimestre de 2025.
Se trata de una comparativa que demuestra que en años anteriores la misma medición daba cerca de un 80%.
Además informaron que las compañías aguardan por una nueva directriz del Departamento del Tesoro sobre el crédito de producción de combustibles limpios.
Dicha política entrará en vigor en enero, y da forma a un debate clave: si el incentivo fiscal 45Z se aplicará a combustibles de bajo carbono que utilizan biocombustibles importados. Se trataría de una posibilidad que afectaría a la competitividad de la soja estadounidense.