“Así como se siembra y se cosecha el maíz, los tomates o el algodón, de la misma manera se plantan los árboles que se utilizan para la fabricación de celulosa, papel, cartones y otros productos de alto valor. No provienen de bosques nativos. No se deforesta para producir”.
Con esta frase, el Consejo Foresto-Industrial Argentino (Confiar) salió al cruce de las acusaciones sobre que la producción de papel en Argentina se estaría haciendo a costa de destruir bosques nativos.
La entidad que integra a la Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel (AFCP), la Asociación Forestal Argentina (AFoA), la Asociación de Fabricantes y Representantes de Máquinas, Equipos y Herramientas para la Industria Maderera (ASORA) y la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA), reclamó “Basta de Mitos”.
En un comunicado, dijo que en Argentina “se puede imprimir y usar papel sin temor a afectar bosques nativos, ya que la celulosa utilizada para su fabricación proviene de plantaciones forestales que se encuentran certificadas de forma rigurosa e internacionalmente, del bagazo de caña, o del reciclado”.
PROCESO CERTIFICADO
Según Confiar, nuestro país tiene actualmente alrededor de 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales, un 55% de ellas certificadas con sellos de gestión sostenible, reconocidos internacionalmente.
Asimismo, el Consejo indicó que el 95% de la madera que utiliza la foresto-industria argentina proviene de esas plantaciones.
“El agregado de valor incluye la producción de celulosa y papel en la parte de triturado, pero, además, se produce madera y tableros para viviendas y muebles; energía eléctrica y térmica y diversos productos químicos. Con 13.000 productores forestales y más de 6.000 empresas, la foresto-industria emplea en forma directa y formalmente, a unas 100.000 personas y exporta alrededor de 700 millones de dólares anuales”, recordó Confiar.
También repasó que, según el Plan Estratégico Foresto-Industrial 2030, las condiciones productivas del país y las proyecciones internacionales permitirían atraer las inversiones necesarias para revertir la balanza comercial negativa en papeles y convertirla en positiva por al menos U$S 2.600 millones.
SUSTENTABILIDAD
“El sector foresto-industrial es una fuente de empleos y crecimiento sostenible para el país. El 100 % de la producción de papel que utiliza madera en Argentina se provee de madera certificada por gestión sostenible o madera controlada auditada por sellos internacionales como FSC y PEFC y con cadenas de custodia al origen”, insistió Confiar.
Y remató: “Esta madera no proviene de bosques nativos y se produce bajo principios y criterios aceptados internacionalmente como de gestión sostenible. Es, además, carbono neutro y colabora con la mitigación del cambio climático y puede colaborar en la transición energética y productiva para el carbono neutralidad del país”.
Claudio Terrés, presidente de la Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel (AFCP), expresó: “Nos preocupa cómo se mantiene y promueve el mito que consumir papel afecta a los bosques. En Argentina, el papel se produce a partir de pino, eucalipto o álamo (aptos para papel) que se plantan previamente. No se cortan árboles de bosques nativos”.
“Tenemos un alto potencial forestal en el país, pero, aun así, Argentina importa alrededor de 1 mil millones de dólares anuales en productos de papel. Somos históricamente deficitarios. Tenemos la oportunidad de revertir esto e impulsar más empleo y producción en las regiones del país. El desafío es generar las condiciones para atraer esas inversiones necesarias, tal como lo han hecho los países vecinos”, continuó.