El laboratorio, ubicado en el Complejo Químico de Guaratinguetá, funcionará junto con otros dos centros de desarrollo de la compañía en el mundo, ubicados en Alemania y Estados Unidos, informó la empresa en un comunicado.
“Con esta inversión, seremos aún más competitivos y se crean oportunidades para la expansión de nuestras actividades”, afirma Walter Dissinger, vicepresidente de Productos para la Agricultura para América Latina y Química Fina para América del sur. Con el nuevo laboratorio, BASF ampliará su capacidad para desarrollar mayor cantidad de investigaciones en la propia empresa y transferir los estudios de residuos para realizar registros, de Estados Unidos y Europa a Brasil.
“El negocio de productos para la Agricultura de BASF asume el compromiso de ayudar a los productores a aumentar la productividad y la calidad en sus plantaciones, y generar un alimento seguro al consumidor final”, agrega Dissinger.
Un equipo de 31 profesionales es responsable del análisis de los alimentos, de acuerdo a certificaciones como ISO 17025 y BPL (Buenas Prácticas de Laboratorio), de nivel nacional e internacional. “Los estudios en el laboratorio proporcionarán no sólo el registro de productos, sino también la rastreabilidad en la conducción de las pruebas”, afirma Carla Steling, gerente del Laboratorio Global de Estudios Ambientales y Seguridad Alimentaria de BASF.
Con ventas por 3.079 millones de euros en 2006, de los cuales 529 millones correspondieron a América del Sur, la División de Productos para la Agricultura de BASF provee fungicidas, insecticidas y herbicidas, además de productos para salud pública, control de plagas estructurales/urbanas, plantas ornamentales y campos de juego, control de vegetación y silvicultura.