El reclamo por la falta de contratos en el sector avícola viene de larga data, y el Congreso, como caja de resonancia de los problemas que plantean los actores, convocó, una vez más, a los principales afectados.
El tema fue puesto en agenda por el Frente para la Victoria, que, a través del camporista, Juan Manuel Huss (FPV-PJ-Entre Ríos), presentó un proyecto que promueve regular la actividad a través de contratos.
Sin embargo, durante la reunión, ningún diputado de la oposición estuvo presente.
Atilio Benedetti (UCR-Entre Ríos), presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería explico quiénes son los actores de la cadena: por un lado, los frigoríficos faenadores, que cuenta con los sistemas de integración; y por otro lado, los productores integrados que ofrecen sus instalaciones y la mano de obra. “Hace falta buscar los mecanismos para que todos encuentren su espacio para desarrollar su actividad”, resumió.
Desde la Cámara Argentina de Productores Integrados de Pollos (CAPIP) señalaron que “el problema que se le presenta al granjero es que no cuenta con elemento de control para saber si la crianza fue correcta”, es decir, cuál fue su participación en el mejoramiento o desmejoramiento, además de no contar con certezas para el pago del servicio.
También hicieron hincapié en la formalización de contratos por ley, que defina derechos, obligaciones, premios, castigos y el precio a cobrar, de acuerdo con el cumplimiento o no de las pautas establecidas “El frigorífico fija cuándo se comienza la crianza y decide cuánto cobra el integrado”, apuntaron.
Para el cierre, por parte de los productores, presentaron oficialmente el proyecto promovido por CAPIP, la Confederación de Sociedades Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA): modelos de contrato tipo, producción horizontal, con distintas participaciones de los actores. “En Argentina nos sobran leyes pero en este caso no tenemos ni una sola norma que regule la relación entre las partes”, concluyeron.
Desde el sector de los integradores, representados a través del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), apuntaron: “En 2000 la producción era del orden de las 700.000 toneladas. Hoy es de 2.200.000 toneladas. ¿A quién le fue bien? A todos les fue bien”. También destacaron el crecimiento de los galpones en los últimos veinte años, donde los productores (integrados) cooperaron, crecieron y mejoraron.
Desde CEPA informaron que, hoy, se producen 3,5 millones de pollos por día, donde el 25% es en forma independiente y 55% se apoya en integrados. “No hay posición dominante”, aseguran y se oponen a la regulación de los contratos por ley ya que “no hay manera uniforme para todos, porque cada integración tiene una forma de trabajar. Unas no son muy distintas de otras, pero tienen un mercado específico”.
Para finalizar, el secretario de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación, Guillermo Bernaudo, señaló que, de las 84 plantas de faena, 55 se encuentran en tránsito federal y 40 de ellas trabajan en forma de integración; otras 15, por fuera de ese sistema.
También señaló las diferentes medidas en las que se están trabajando desde el Ministerio de Agricultura de la Nación es pos de transparentar la producción avícola: precio de referencia, control en frigoríficos, facturación electrónica, plazos de entrega, forma de facturación y pago por eficiencia.
El cierre estuvo a cargo de Atilio Benedetti. “El tema es complejo”, aseguró, pero puso a disposición la comisión para que los diputados y asesores conozcan el tema, darle visibilidad y continuar con el debate.