La Argentina, como pocos países en el mundo, detenta un potencial de vías navegables y conexiones con el ultramar que deberían ser más aprovechados, sobre todo en tiempos en los que la producción agrícola se encuentra en pleno desarrollo, las rutas no dan abasto y la red ferroviaria duerme una siesta que ya, a esta altura, parece eterna.
Es en este sentido que debe considerarse como una iniciativa más que promisoria la del Gobierno nacional de llevar a 28 pies el calado del Puerto Diamante, en la provincia de Entre Ríos. Según informó el titular del ente portuario, Juan Carlos Favotti, “esta medida permitiría que todas las embarcaciones que vengan desde el Norte hacia dicha localidad se puedan embarcar en buques”. El directivo calificó como “altamente positiva y fructífera” la reunión que mantuvo con legisladores nacionales y provinciales, intendentes y funcionarios entrerrianos con el subsecretario de Puertos y Vías Navegables Federal, Lisandro Salas.
Al trabajo de dragado para el tramo troncal del Puerto Diamante se le sumarían estudios por parte de Vías Navegables para alcanzar la modernización de ese puerto.
En relación con la logística de distribución, también se vislumbra la posibilidad de construir un puente Diamante-Coronda que descomprima la presión sobre las actuales vías de acceso al puerto: el túnel subfluvial y el puente Rosario-Victoria.
“La renegociación de los contratos se está realizando en estos momentos debido a que los plazos están finalizando, por lo que el nuevo acuerdo entraría en vigencia en el transcurso de este año”, anunció Favotti.
Importancia estratégica
El desarrollo de vías navegables, tanto en lo que se refiere a las entrañas del país como en lo que tiene que ver con la epidermis en conexión directa con el mundo, son imprescindibles si se pretende apoyar un desarrollo agropecuario en crecimiento exponencial.
La administración del puerto Diamante corresponde a la provincia de Entre Ríos y las operaciones éste están cedidas a empresas privadas.
La estación fluvial-marítima está ubicada en el kilómetro 533 de la margen izquierda del río Paraná. La llegada y salida de los buques se ve facilitada por un canal navegable durante todo el año, que hoy -sin las reformas prometidas- tiene una profundidad de 22 pies mínima y 1.500 metros de extensión, que permite a las embarcaciones de hasta 235 metros de eslora amarrar en el muelle sin ayuda de remolcador, y a aquellos menores de 110 metros, salir sin ningún tipo de ayuda.
Cabe destacar que pueden operar simultáneamente tres buques, y otros tantos esperar fondeados en rada.
Juan Ignacio Martínez Dodda
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