En las últimos días -a partir de las elecciones en la ciudad de Buenos Aires- se volvió a instalar el debate por las retenciones móviles que desencadenó una pelea interminable entre el Gobierno nacional y el sector agropecuario.
“Nadie dice que la soja es mala. Pero sí tiene profundos efectos en el resto de las actividades productivas: encarece el precio de la tierra y tiene un impacto laboral muy bajo”, decía en ese entonces el ex ministro de Economía, Martín Lousteau.
“Cada 100 hectáreas de soja, se genera un puesto de trabajo. No es lo mismo producir soja que leche y sino cambiamos vamos a tener los productos mucho más caros para todos”, señalaba Lousteau, actualmente candidato a jefe de gobierno porteño por el frente UNEN.
“Las retenciones móviles suben cuando el precio internacional sube y bajan cuando el precio baja generando mayor seguridad al productor. No está en el corazón de las retenciones móviles poner un precio máximo”, agregaba.
“El Gobierno siempre ha luchado por generar una sociedad más igualitaria”, culminaba Lousteau, mencionado por la presidenta Cristina Kirchner como el responsable de los costos políticos que trajo la resolución 125 para el Gobierno.