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Aseguran que la situación de los productores del cinturón verde platense “es desesperante”

El Consejo Social de la Universidad Nacional de La Plata contó que "quedaron devastados, con sus invernáculos destrozados, la producción malograda, sin electricidad ni provisión de agua".

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El Consejo Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), advirtió hoy que tras el fenómeno climático que golpeó a los productores flori-hortícolas del Cordón Verde platense “la situación de los productores es desesperante” y aseguró que “quedaron devastados, con sus invernáculos destrozados, la producción malograda, sin electricidad ni provisión de agua”.

“La situación de los productores es desesperante, ya que la tormenta arrasó invernáculos, viviendas, maquinaria y automóviles. Sin luz, que permite la provisión de agua para consumo humano y riego, la situación empeora con las horas. Las pérdidas en algunos casos son totales. A la crisis que atraviesa el sector desde hace años, se suma ahora la pérdida en la producción y los invernáculos”, detalló el Consejo Social de la UNLP en un comunicado.

El organismo universitario enumeró que las zonas de Abasto, Etcheverry, El Peligro, Colonia Urquiza, El Pato, Parque Pereyra, Estancia Chica sufrieron daños en más del 70 por ciento de la producción bajo cubierta y las hortalizas a campo no corrieron mejor suerte.

“En El Peligro la destrucción es total”, manifestaron productoras de la Asociación La Primavera. “En nuestra quinta todos los invernáculos de flores y hortalizas se dañaron y la producción de zapallitos a campo también. Estamos sin luz, ni agua, en la vivienda se voló parte de los techos”. “Aquí el daño es total”, aseguraron a su vez productoras de la Asociación Tierra Fertil y de Estancia Chica que cuentan con quintas de 10 y 20 invernáculos en predios de dos hectáreas.

“A la adversidad climática del fin de semana le suman las problemáticas que padecen en torno al acceso a la tierra, las tarifas energéticas, los insumos para la producción y los costos de los invernáculos”, resaltó el Consejo.

Además, el organismo ejemplificó la grave situación que viven los productores con el caso de Esperanza que es arrendataria, trabaja con sus hijos, alquila 3 hectáreas, paga 7.000 pesos de alquiler y 3.000 de luz. La quinta cuenta con 20 invernáculos de 70 metros x 4 y 80 metros x 4.

En 2016 renovó el nylon de su producción bajo cubierta y aún está pagando 8000 pesos por mes por esa inversión. Este fin de semana perdió toda la producción.

“Un invernáculo de 80 metros cuesta aproximadamente 90.000 pesos, sin contar la mano de obra”, detallaron los vecinos de El Peligro. La tormenta arrasó con toda su producción en muchas quintas de la zona. El rollo de nylon cuesta entre 2.800 y 3.200 pesos y se necesitan al menos dos rollos para un invernáculo de 50 × 4 metros.

La bandeja de 200 plantas de tomate tiene un costo de 1.000 pesos. Se requieren al menos 2 bandejas por surco. Para la desinfección del suelo el costo de agroquímicos supera los 10.000 pesos. Los productores familiares que son arrendatarios, no tienen acceso al crédito por lo que viven endeudados con las financieras. No hay forma de solventar los gastos sin esos créditos.

“Yo pago 12.000 pesos por mes a la financiera y si me retraso, me cobran una mora de 50 pesos por día”, aseguró una productora que se acercó a la reunión.

En el Cordón Hortícola Platense se emplaza más del 60 por ciento de los invernáculos del país. Según datos aportados por investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP y el Conicet la mayor concentración de productores se da en los cultivos de tomates y pimientos, donde unos 30 quinteros medianos y grandes se reparten el 50 por ciento de la producción. El resto de las hortalizas recae en los agricultores familiares, sobre todo bolivianos, que manejan más de un 80% de la producción.

“El modelo tecnológico imperante concentró la producción en La Plata que hoy se posiciona como la región hortícola más importante del país. La fuerte concentración de la producción genera impacto negativo en el uso de bienes comunes como la tierra, el agua, la mano de obra y las condiciones de hábitat de los productores. Ahora se le suman las inclemencias climáticas del fin de semana que ponen en riesgo la producción y el abastecimiento de alimentos frescos, como así también la subsistencia de los productores familiares, en su mayoría arrendatarios y medieros, que sin acompañamiento del Estado, difícilmente puedan reponerse de las cuantiosas pérdidas”, concluyeron desde el Consejo Social.

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