Este año se adelantó la firma de los contratos a futuro con hacienda de invernada. Habitualmente los negocios se cerraban a partir de noviembre. Tomás Bahillo, de la consignataria Madelán, señaló que el volumen fue mayor y que se adelantaron debido a que la sequía generó el temor de una menor oferta de terneros en 2007 por la posible caída en el nivel de parición. Por otro lado, los productores que durante agosto no pudieron recibir hacienda porque no contaban con pasturas, firmaron en agosto contratos con entrega en diciembre, a los efectos de asegurarse la hacienda. Otro motivo fue el interés porque disminuya la incidencia del impuesto a las ganancias de 2007. A su vez, otros aprovecharon para compensar el IVA que se les generó por la venta del gordo que sale desde septiembre, con la compra de hacienda.
En la mayoría de los casos se paga el 80% de la hacienda al momento de la firma y el resto con la entrga de los terneros. El valor que se fija es el que tiene el ternero al momento de la firma que en la pampa húmeda es entre $ 2,70 y 2,80 por el macho caravaneado. A ese precio se le descuenta una tasa del 10% en concepto del pago por adelantado. El resultado es el valor que finalmente pagará el invernador.
Si al momento de la entrega el kilaje es superior a lo pautado, se descuenta 1 centavo por cada 5 kilos de exceso. Si el peso de los terneros supera cierto límite, los kilos de más se dan por muerto. Si el kilaje es inferior a lo que se acordó, no varía el precio a pagar porque se supone que cuanto más liviano sea el ternero, mayor es su precio.
Este tipo de negocios admite algunas variaciones. Bahillo indicó que días atrás vendieron terneros a $ 3,05 el kilo en pie con entrega en marzo. En este caso, el invernador pagará la totalidad al momento de la recepción del ganado y, por esto, el precio de esa operación fue superior.
Otra posibilidad, menos utilizada, es que el valor final de los terneros se ajuste de acuerdo con la evolución del índice del novillo en Liniers. Si ese valor sube 10% entre el momento de la firma y el de la entrega, se hace el ajuste correspondiente en el precio final. Según Bahillo, se suele ajustar el porcentaje que resta pagar aunque esto depende de como se paute cada contrato.
Patricio Carli, de la firma Álzaga Unzué, indicó que este año cerraron un volumen superior de contratos a término respecto del año pasado. La causa fue, según Carli, que la sequía impidió que algunos productores recibieran hacienda en la primavera y llevó a otros a adelantar las compras para asegurarse la mercadería a un valor inferior al que se estima valdrá el ternero. Carli indicó que el valor corriente rondaría $ 3.
El consignatario explicó que, históricamente, en los contratos a futuro se pautaba un precio entre un 10 y 20% menor que el que tenía el ternero en el disponible. Sin embargo, este año el precio se equiparó debido a que el interés de los invernadores supera a la oferta.
Tanto en Madelán como en Álzaga Unzué indicaron que la mayoría de los productores interesados en estos contratos pertenecen a la zona de invernada tradicional y que no se registró un volumen significativo de negocios en otras zonas como el sur bonaerense o el norte del país.
Nicolás Razzetti
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