Con el objetivo de controlar a la mosca del Mediterráneo (Ceratitis capitata), Argentina comenzó a exportar moscas estériles a Bolivia y Chile y se posiciona como uno de los líderes regionales en materia de provisión de material biológico.
La iniciativa, a su vez, contribuye con el control de la plaga en Sudamérica, conocida por dañar a las frutas y afectar de esta manera la producción de alimentos.
Para producir las moscas estériles, el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza (Iscamen) utiliza la Bioplanta Santa Rosa.
Con respecto a Bolivia, la producción de alimentos blanco de esta plaga se realiza en el departamento de Cochabamba, ubicado en la región central del país. Allí, se desarrollan cultivos de durazno, papaya, chirimoya, manzana y cítricos.
Por su parte, ya se enviaron muestras a Chile de moscas estériles y se está a la espera de la confirmación por parte del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), organismo de ese país responsable de la ejecución del Programa Nacional de Moscas de la Fruta.