La segunda semana de abril transcurrió con fundamentos mayormente bajistas para el mercado norteamericano de trigo, lo que contribuyó a explicar el desempeño negativo de los futuros negociados en Chicago, Minneapolis y la plataforma de Kansas. Los valores de cierre en las posiciones cercanas se ubicaron casi 8% por debajo de los registros más elevados de mediados de marzo.
La llegada de precipitaciones a las planicies del sur durante este fin de semana permitirá aliviar la delicada situación de los cultivos estadounidenses, esperándose un nuevo evento para mediados de la próxima semana. De acuerdo a distintos informes meteorológicos, el saldo de estas lluvias podría dejar unos 50 mm de agua en suelo en la zona central de Kansas y el estado de Oklahoma. En dichos distritos los cultivos de trigo de invierno se encuentran en situación buena o excelente en sólo 29 y 15 por ciento –respectivamente- del total de la superficie implantada de acuerdo a la última estimación que efectuó el Servicio Nacional de Estadísticas Agrícolas – NASS del USDA.
La demanda en Estados Unidos no parece convalidar el encarecimiento del cereal en el mercado interno verificado en las últimas semanas. Si bien el consumo humano es relativamente inelástico al precio y representa tres cuartas partes de la absorción doméstica, el uso de trigo con destino forrajero encuentra holgada oferta de granos gruesos a valores comparativamente más convenientes, razón por la cual el USDA estima que experimentará una contracción interanual superior al 40% tras alcanzar un máximo de 14 años en la campaña 2012/13. Ante esta situación, distintos analistas privados –e incluso el Departamento de Agricultura- se encuentran incrementando sus estimaciones de stocks finales, aunque los mismos sufrirán su cuarto retroceso anual consecutivo.
Asimismo, la demanda externa también brinda señales de desaceleración, atribuibles a problemas de competitividad. La llegada de los valores FOB del trigo duro a u$s 360/ton en el Golfo de México limitó las posibilidades de inserción del cereal norteamericano en los principales destinos de exportación. Si bien los precios experimentaron una pequeña corrección desde entonces, siguen elevados en términos relativos frente a los orígenes del Mar Negro. De hecho, sobre el cierre de la semana el GASC de Egipto completó una licitación por 230.000 toneladas para embarque en mayo desde Rusia, Rumania y Ucrania a valores FOB inferiores a u$s 290/ton con menos de u$s 15 de flete marítimo hasta el puerto de Alejandría.
El último informe de ventas externas del USDA publicado el jueves mostró la quinta caída semanal consecutiva en los compromisos de trigo, reportando un volumen de apenas 41.822 toneladas correspondientes a la campaña en curso, el más bajo del presente ciclo comercial. En promedio, los operadores del mercado de Chicago esperaban nuevas exportaciones por entre 250.000 y 375.000 toneladas.
La influencia del trigo norteamericano sufre también un declive en el mercado brasileño. Durante el mes de marzo Argentina recuperó el predominio en las importaciones del cereal de este país con un total cercano a 260.000 toneladas, frente a las 188.000 toneladas de los embarques procedentes de Estados Unidos. Sin embargo, en el primer trimestre del año las ventas del país del norte superan a las de Argentina por unas 300.000 toneladas, alcanzando sus registros más elevados de las últimas tres décadas. Sin embargo, la posibilidad de que se mantenga esta participación depende crucialmente de que se amplíe el cupo local de exportación, algo que podría ocurrir en los próximos días con el anuncio de nuevos permisos por 500.000 toneladas. De este modo, se completaría el tercer tramo del saldo exportable proyectado para todo el año.
Dado que la última cosecha superó las 9 millones de toneladas, nuestro país estaría en condiciones de embarcar esta campaña al menos un millón de toneladas por encima del cupo anunciado en enero, resguardando 6,5 millones para semillas y consumo de la industria molinera. De ser este el caso se produciría un ingreso adicional de divisas de u$s 350 millones, con recursos fiscales por el equivalente a $ 650 millones. Su efecto sobre el mercado interno podría ser un acercamiento de los valores ofrecidos por la exportación a los que sugiere la capacidad teórica de pago que surge de los FOB. Esta referencia hoy se ubica en torno a $ 2.000/ton, un 10% por encima de los precios estimativos que ha establecido la Cámara Arbitral de Cereales de Rosario durante los últimos días.
La participación de los exportadores en la plaza se limita a la búsqueda de lotes en condiciones Cámara con entrega diferida, pagando u$s 230/ton sobre Timbúes y Gral. Lagos. En cambio, los molinos de la zona central del país ofrecen valores más atractivos, aunque bajo diferentes condiciones de calidad y plazos de pago. Sobre el cierre de la semana se ofrecieron $ 1.850/ton en Chabás, $ 1.860/ton en Carcarañá, $ 1.950/ton en La Carlota y Adelia María, $ 1.980/ton en Laboulaye y hasta $ 2.000 en Villa María, generalmente artículo 12 con PH mínimo 76.
Hasta el momento la exportación acumula compras por menos de dos millones de toneladas y la industria molinera tiene unas 2,7 millones ya adquiridas, con buena disponibilidad de stock para las próximas semanas. Estos números dan la pauta de que quedan unas cinco millones de toneladas de inventario físico para negociar en el mercado doméstico, confirmando la gran recomposición lograda tras la insuficiencia de oferta del año pasado.
Por Guillermo Rossi. Analista de Mercados