â¿Cuál es el balance que se puede hacer de estos cincuenta años de la entidad?
âNuestra institución no es mejor ni peor que las otras, pero sí diferente. Nacimos como una confederación del movimiento cooperativo, tratando de tener la mira de una cadena productiva, en la que precisamente los hombres que hacen el campo e integran la misma cadena, participen de manera activa en la toma de decisiones y planteamientos para un mejor desarrollo del país.
âY en la práctica esto se cumple?
âSin lugar a dudas que si cada cooperativa tiene reuniones plenarias en la que los mismos productores plantean sus necesidades, sus limitantes, sus problemas e inquietudes. Como entidad gremial, cumplimos todos los días con los objetivos de nuestras bases de apoyar el crecimiento empresarial sin descuidar la coyuntura y acompañar o no las medidas políticas.
â¿En qué creés que Coninagro se diferencia del resto de las entidades gremiales del sector?
âTratamos siempre, a partir de una discusión franca, con los objetivos claros y el conocimiento que nos da la participación plena en la toma de decisiones, actuamos con mucha prudencia. Nos dejaron un legado cultural de llevar propuestas y buscar consensos en un marco de respeto. Esa fue siempre nuestra metodología de trabajo, comprendiendo todos los problemas del hombre del campo pero con propuestas y una visión más a largo a plazo que el resto. Creo, que en cincuenta años, fueron muy pocas las veces que adherimos a una protesta.
âEn cincuenta años, pasaron todo tipo de gobiernos con modelos económicos dispares y diferentes posibilidades de acercar propuestas, ¿cómo se adaptó Coninagro a esas situaciones?
âEs cierto han pasado gobiernos democráticos y militares. Obviamente siempre preferimos un modelo como el actual que más allá de las políticas a seguir, siempre es más accesible y más fácil acercar una inquietud. En la década del â90 desaparecieron muchos productores, tuvimos muy poco acceso y en la toma de decisiones económicas muy rara vez se tuvo en cuenta a los productores.
â¿Qué pasó concretamente en la década del â90 con el proceso de privatizaciones y globalización?
âEn ese momento tuvimos que apelar a todos los mecanismos necesarios para salvar nuestras cooperativas. Fue un momento en el cual lo extranjero valía mucho menos que lo nacional y la pasamos crítico.
âY hoy, Fernando, ¿cuál es la situación teniendo en cuenta la fuerte demanda de productos agropecuarios en el mundo y la presión por el abastecimiento del mercado local?
âLa crisis hoy se nos presenta como una situación de mucho peligro, pero también de gran oportunidad. A nosotros nos falta de ponernos de acuerdo en cómo producir más para que el productor tenga la rentabilidad adecuada, logrando el abastecimiento interno y cumpliendo con los requerimientos del exterior. Creo que tenemos todas las posibilidades, sólo nos falta sentarnos a charlar y acordar la manera de salir adelante.
â¿Cuál es la perspectiva a futuro del movimiento cooperativo?
âIndudablemente tenemos que aggiornarnos, en un mundo global, competitivo. Tenemos que salir a buscar la posibilidad de crecimiento en el exterior de una manera más inteligente y más seria. De adentro hacia afuera. No sólo con commodities sino también con productos con valor agregado, hechos en nuestro país.
â¿Y por qué la Argentina aún no lo puede conseguir?
âNosotros necesitamos capitales y tenemos que ver de qué forma primero nos integramos hacia adentro y buscar luego la unión con el mundo y el Mercosur, mostrando nuestro potencial y posibilidades de inversión.
â¿Se podría imitar el modelo de cooperativa de Brasil?
âEllos supieron integrarse antes; cada actividad productiva tiene su propia cooperativa, donde la sinergia, el trabajo conjunto hicieron que hoy sean un modelo a seguir en el mundo. Nosotros tenemos todas las posibilidades, toda la vocación y las ganas de crecer, por eso preferimos la propuesta de trabajo antes que la protesta.
Modelos diferentes
Dos de los grandes exponentes de cooperativismo en la Argentina han sido la Asociación de Cooperativas Argentinas ( ACA) y SanCor. Hoy por hoy ambas pasan por realidades muy diferentes.
â¿Cuál es el rol de la dirigencia dentro de la cooperativa teniendo en cuenta estos dos modelos?
âACA pudo sortear las dificultades y adaptarse a los diferentes procesos agrícolas y se expandió junto con las necesidades de productos que tiene el mundo entero. SanCor, en cambio, comercializó un producto destinado a mercado interno y a pesar de las inversiones no pudo superar la crisis de final de la década pasada y las consecuencias de la convertibilidad y la pesificación que terminó en la situación actual.
âEn este marco estás a favor de la inversión de Adeco, de Venezuela o de capitales locales en la cooperativa?
âMás allá del inversor, lo más importante es ver de qué manera se asocian a SanCor. Hoy por hoy, el deseo de Coninagro, es mantener este modelo cooperativo y que el mismo crecimiento que tuvo ACA o Fecovita lo pueda tener también la cooperativa de tamberos Sancor.
Coninagro y su visión del campo
âNuestras propuestas abordan temas como mejorar la comercialización de la cadena de ganados, carnes y granos. La aplicación de políticas e incentivos fiscales para esas producciones y también para lácteos, vitivinícolas, frutícolas y economías regionalesâ, aseguró el dirigente.
âEl mundo demanda alimentos. Nuevos actores participan en ese escenario. Es la gran oportunidad que aparece para quienes participamos en la producción agroalimentaria. No podemos dejarla pasarâ, remarcó.
Gustavo Malem
gmalem@infocampo.com.ar
