Simultáneamente se realizaron marchas en las principales provincias en las que se desarrolla la actividad molinera -Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y La Pampa- rogando la atención de los señores gobernadores José Manuel de la Sota, Jorge Busti, Jorge Obeid y Carlos Verna.
La Unión Obrera Molinera Argentina (UOMA) presentó un petitorio en la Casa de Gobierno, ante la posibilidad de que la industria se “aproxime al colapso en cortísimo plazo, que paralizará gran parte de la producción y, por consiguiente, la suspensión masiva de trabajadores”. “Funcionarios del gobierno y legisladores nacionales conocen que hace años venimos alertando que sucedería este explosivo final y que, además, hemos venido aportando ideas y proyectos para evitarlo y revertirlo”, dijo el gremio en un comunicado.
Para los sindicalistas, quienes estimaron una movilización de “3.000 trabajadores en todo el país”, el final que se anuncia “no resulta sorpresivo” y detallaron -en línea con los reclamos de la industria- una serie de factores que contribuyeron al problema: “Una capacidad industrial ociosa instalada del orden de 50 %, agravada por la instalación de nuevos molinos que actúan en la marginalidad. Las exportaciones al Brasil y otros países limítrofes se frenaron a partir de la aplicación de la retención de 20 % sobre la exportación. Y la irresponsable, alocada y desenfrenada venta en negro de harina, impulsada por un ilógico diseño del IVA, estimada ya en 40 % del total”, entre otros puntos.