El cambio climático afecta a todos por igual. Así, excesos y déficit hídricos, incendios y hasta aludes afectan diversas regiones de nuestro país, en las últimas semanas, tanto en zonas urbanas como rurales. En este contexto de desastres, el INTA acompaña a los habitantes y productores de las zonas dañadas, en este caso, a las localidades jujeñas de Bárcena, Volcán y Tumbaya.
De acuerdo con Fernando Echazú –coordinador del PReT, Quebrada y Valles de Altura del INTA Humahuaca, Jujuy–, “las abundantes precipitaciones registradas en la cabecera de la cuenca generó un alud que afecta a 193 familias productoras, en su mayoría de pueblos originarios”.
Por su parte, Marcela Quiroga –a cargo de la dirección del Instituto para la Agricultura Familiar (IPAF NOA)– confirmó la falta de combustible, alimentos y agua potable, como así el trabajo articulado con los comisionados municipales y bomberos voluntarios de Maimará: “Pusimos a disposición los vehículos del INTA para el traslado de voluntarios, algunos de nuestro organismo, y provisiones para las familias perjudicadas”.
“La situación es terrible”, aseguró Quiroga quien detalló: “Hay casas que están hasta los dinteles con barro y las pérdidas materiales son casi totales. Además, las familias quedaron aisladas y comenzaron a sufrir la escasez de algunos alimentos como carne vacuna y de pollo”.
Echazú fue más allá y agregó: “El INTA Hornillos colabora con Bomberos Voluntarios, la Federación Agraria y cuatro grupos de Cambio Rural y solicitamos mano de obra para limpiar el barro de casas y calles, como así también agua, lavandina, comida hecha para alimentar a familias y trabajadores”.
En cuanto a los daños en las tropas de animales, Quiroga puntualizó: “Organizamos una campaña para la distribución de forrajes y la asistencia veterinaria para los próximos días, cuando de habilite el tránsito por la ruta 9, actualmente cubierta de lodo”.
Un paisaje cubierto de lodo
Según un reciente informe del INTA, se registran daños en los cultivos destinados a autoconsumo y venta de excedentes como quinua, maíz, zanahoria, haba y cebolla. También las pequeñas forestaciones de frutales fueron afectadas: manzanas, duraznos y ciruelos.
Las actividades productivas de la región son del tipo familiar y no superan la hectárea y, de acuerdo con el relevamiento, las pérdidas serían totales. En otros casos, los daños son parciales con cultivos arrastrados por el agua o cubiertos de piedras y arena.
En cuanto a la ganadería, se relevaron pérdidas en tropas de ovinos, caprinos, bovinos y actividades de granja con aves de corral y porcinos. En su mayoría, se trata de sistemas extensivos con pequeñas parcelas de forraje implantado.
A su vez, producto de las crecidas registradas en los cursos de agua superficiales, gran parte de la infraestructura de riego sufrió daños de consideración en las captaciones, conducción y almacenamiento. Esto deja sin la posibilidad de riego a lo que queda de cultivos en las parcelas.
Particularmente en la zona de Bárcena, el Centro Vecinal local tiene en construcción distintas obras de aprovechamiento de los recursos hídricos, con la asistencia técnica del INTA y el financiamiento del Programa PRODERI. Partes de las obras ya ejecutadas sufrieron importantes daños y pérdidas de materiales, cuya magnitud se podrá relevar en los próximos días.