El año pasado, el polo de molienda oleaginoso en Argentina, una agroindustria que es líder a nivel global, exhibió los números más bajos de las últimas dos décadas.
No es un dato menor para un país en el que las exportaciones de harinas y aceite de soja representan la mayor fuente de dólares.
El impacto de la seca se hizo sentir en la industria, que durante el año pasado trabajó a menos de la mitad de su capacidad productiva.
UNA AGROINDUSTRIA LÍDER
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) puso en números esta situación y calculó que durante el año pasado, el crushing registró una capacidad ociosa del 54%.
Pero para este año, las noticias son más alentadoras y anticiparon que en 2024, el procesamiento de soja aumentaría un 44%, mientras que en el caso del girasol tendría una caída interanual de 12%.
“La capacidad ociosa de la industria aceitera pasaría del récord de 54% en 2023 al 36% este año”, estimaron.
Y agregaron que el 54% de capacidad ociosa de 2023 no solo “implicó la mayor capacidad no utilizada de la industria aceitera en su historia, sino que superó por más de 11 puntos al mayor nivel de subutilización previo, del 43% en el año 2020”.
La sequía de la campaña 2022/23 representó un fuerte golpe productivo, que recortó la provisión de materia prima a la industria sojera y llevó a la molienda a su peor nivel en 22 años. En 2023, las plantas aceiteras procesaron un 29% menos de poroto con respecto al año previo.
LAS IMPORTACIONES, UN GRAN SALVAVIDAS
Cabe destacar que de no ser por las importaciones de soja, el impacto en el crushing hubiera sido aun mayor. En este sentido, durante 2023 las importaciones de soja se triplicaron y pasaron de 3,3 millones de toneladas a más de 10 millones.
“De no haberse importado este volumen de soja, principalmente desde Paraguay y Brasil, la capacidad ociosa de la industria aceitera hubiera ascendido al 69% de la capacidad instalada”, reconocieron desde la bolsa rosarina.
Otro factor que permitió aminorar este impacto negativo fue la buena performance productiva del girasol. El cultivo desafió a la sequía y registró la cosecha más elevada desde la campaña 99/00.
“Esto redundó en el crush más alto de la década, y el segundo más alto en 20 años a lo largo del 2023″, consideraron.
A partir de la recuperación productiva, para este año la BCR sostuvo que se espera regresar a niveles de actividad en línea con los promedios recientes de la industria. Las estimaciones 2024 indican que el polo de crushing procesará más de 42 millones de toneladas, de los cuales 39 millones corresponderán a soja y el resto a girasol.
El dato a tener en cuenta es que, pese al incremento en la cosecha de soja, las importaciones no pierden presencia y ayudan a sostener los números de la industria.
“Se espera que 2024 cierre con el segundo mayor volumen de importaciones de soja del que se tiene registro, sin este volumen, la capacidad ociosa sería del 47%, 11 puntos mayor de las proyecciones para el cierre del 2024″, concluyeron.
Sin importaciones, la capacidad ociosa de la industria aceitera superaría el 47%, 11 puntos por encima de los valores actuales para 2024.https://t.co/hJy1bb2ahd pic.twitter.com/H2aDiYR3D8
— BCR Mercados (@BCRmercados) October 21, 2024