El fideicomiso es un contrato cuyo contenido dependerá del encargo que se hacen las partes, fiduciante y fiduciario, para desarrollar satisfactoriamente esos objetivos como un negocio jurídico específico en función de las beneficiarios del mismo contrato. Esto los motiva y les permite transferirse la propiedad de un bien en forma acotada y por el plazo o condición del contrato.
El uso del fideicomiso en negocios productivos está muy difundido en el mundo entero.
En América latina quienes más los usan son México y Colombia para proyectos de infraestructura turística y construcción de obra pública y privada.
En la Argentina se difundieron los fideicomisos productivos para desarrollos inmobiliarios y los financieros para la actividad comercial con tarjetas.
Los Fondos de Inversión Directa (FID) se constituyen mediante un contrato de fideicomiso específico que regula minuciosamente los derechos y obligaciones de los inversores, de sus organizadores y de los distintos órganos de administración, operación, control y custodia.
Los FID se distinguen del fideicomiso por su objeto productivo. Un FID es un patrimonio especial consecuencia necesaria del contrato de fideicomiso, que se conforma separadamente del de los administradores del fondo, para desarrollar “directamente” un determinado negocio o proyecto de inversión productiva.
Un fondo de estas características tiene por objeto desarrollar un proyecto de inversión inmobiliario, forestal, agropecuario o de cualquier otra naturaleza productiva, ajustado a las reglas del arte en la materia, sobre la base de un estudio previo de factibilidad técnica, comercial, económica y financiera, que permitan evaluar las bondades del proyecto.
Estas herramientas tienen un papel trascendental para orientar la iniciativa y el impulso innovador hacia la puesta en marcha de nuevas y crecientes actividades. Son una de las vías más importantes por su flexibilidad para canalizar todo tipo de dinero hacia las actividades productivas, desde fondos institucionales y públicos como los de la AFIP y AFJP a los de pequeños inversores que en conjunto tienen suma importancia.
Finalmente se trata de un trabajo conjunto donde pueden y deben intervenir empresarios, cámaras, gobierno, universidades, centros de investigación y gremiales fomentando, difundiendo, desarrollando y financiando proyectos que generen crecimiento económico genuino con consecuencias directas sobre una oferta laboral creciente, mayor movilidad social y dignidad para todos los integrantes de las cadenas productivas.