Estos episodios ocurrieron en bovinos en pastoreo ante la poca disponibilidad de sombra y, en algunos casos, por insuficientes recursos hídricos, favorecidos por las altas temperaturas registradas en 32° a 35°C. Otro factor que influyó en este cuadro fue la presencia de hongos en las gramíneas que forman plantas de los recursos forrajeros, que producen una dificultad en el animal intoxicado para disipar la temperatura corporal, lo que sumado a las características del medio, pueden generar un cuadro de síndrome distérmico o “golpe de calor”, donde la temperatura animal puede llegar a 42° y poner en riesgo la vida. Los síntomas detectados son el cambio en la frecuencia respiratoria, “empiezan a babear, estiran la cabeza hacia adelante y la bajan como buscando aire. Pueden echarse en el barro, buscando calmar el calor, y en casos graves mueren con temperatura corporal por arriba de 42°C”, alertaron los técnicos.