Por estas horas, el principal foco de atención en el campo argentino está puesto en la preocupación por la falta de lluvias y los calores extremos que ponen en condición de estrés a los cultivos.
Y hay un factor adicional que suma temor: bajo estas condiciones climáticas, es muy probable que proliferen y se expandan con mayor rapidez algunas plagas.
Es el caso del pulgón de la caña de azúcar y su acción nociva en lotes de sorgo. “A fines de enero del año pasado, lanzamos la primera alerta ante la detección de estos insectos en Argentina. Ahora, las señales de alarma han comenzado un mes antes y las condiciones son predisponentes para que el problema sea mucho mayor”, destaca Vicente Trucillo, Director del Programa de Mejoramiento de Sorgo de Tobin.
Hasta el momento, ha habido reportes en todas las zonas productivas: tanto en Chaco, Corrientes o Entre Ríos, como en Santiago del Estero o Córdoba.
“La fuerte sequía y las altísimas temperaturas de los últimos 20 días, para el pulgón es como echarle nafta al fuego: se siente muy cómodo en situaciones así comparando con ambientes de mayor humedad y lluvias que pueden favorecer factores adversos al insecto como bacterias que lo pueden afectar. Estamos ante condiciones extremadamente favorables para que haya un desarrollo fenomenal de esta plaga, porque es una especie con una tasa de reproducción tremenda”, amplía Trucillo.
Pautas
El semillero Tobin, como se mencionó, fue la primera empresa que alertó durante el inicio de la campaña 2020/21 sobre la llegada a la Argentina de esta plaga, que entre 2013 y 2015 hizo estragos en la producción de sorgo de Estados Unidos y de México.
Ese antecedente sirvió para conocer algunos detalles de cómo actúa y para ir tomando medidas de prevención. Por ejemplo, hoy Tobin es la única firma que ofrece dos hibridos tolerantes a este insecto: el TOB 63T, que es un sorgo granífero de ciclo largo; y el TOB 78 DP granifero de doble propósito; los dos segmentos más importantes del mercado de semillas.
Además, está en plena ejecución un plan para que toda su paleta de semillas de sorgo tenga el germoplasma que les confiere protección ante la presencia del pulgón de la caña de azúcar.
Uno de los problemas de la plaga es que es difícil de detectar, porque suele ubicarse en la parte inferior de las plantas y en el envés de las hojas, lo que obliga a que el monitoreo tenga que ser con mucho detalle. “Hay que monitorear muy bien, de forma continua, para poder controlarlo”, menciona Trucillo.
Daños
El temor que infunde esta plaga se relaciona con el fuerte daño que es capaz de provocar. “El perjuicio puede ser hasta del 100% del rendimiento. Si ataca en etapa de prefloración, impide la floración; y si lo hace después de la floración, hay altas posibilidades de un quebrado de tallo y colapso de todas las plantas”, explica Trucillo.
Técnicamente, el pulgón inyecta una sustancia en la planta que disuelve las paredes celulares para poder seguir alimentandose. Entonces, cuando estas sustancias se acumulan en el cuello de la planta, es como un solvente que la termina haciendo colapsar.
El gerente de Tobin, Federico Pisoni, recordó que el año pasado, la acción del pulgón afectó un indicador de calidad clave para el sorgo: el peso hectolítrico. “La siembra de sorgo se viene recuperando a grandes pasos gracias a las compras de China. Venimos creciendo y hay incluso todavía demanda de semillas insatisfecha; o sea que hay potencial para seguir expandiendo el área más, pero no se puede hacer sin frenar el pulgón”, agrega Pisoni.
Control químico
En este marco, si bien el factor de manejo más determinante es contar con híbridos tolerantes como los que posee y está desarrollando Tobin, no quiere decir que los tratamientos con insecticidas no sean necesarios para controlar la plaga sino que siempre será una herramienta muy importante de manejo del pulgón de la caña de azúcar.
“Tan importante como decidir el momento de pulverizar y el producto a utilizar, es la calidad de la aplicación. Hay que lograr el mínimo tamaño de gota posible, para que el efecto alcance a donde se ubican los insectos, en el envés de las hojas inferiores”, insiste Trucillo.
La ventaja, desde el punto de vista de Trucillo y Pisoni, es que Argentina puede prevenir de mejor manera, porque ya tiene datos de la experiencia vivida en el cultivo con esta plaga en México y Estados Unidos.
“Lo que a ellos les llevó seis campañas poder tener bajo control a la plaga con todas las herramientas de manejo agronómico, acá nos va a llevar solo dos o tres”, completan desde Tobin.