Justamente, la argumentación oficial despertó varios comentarios. Desde Roagro, coincidieron en que âpodemos darle la derecha, (porque en Agricultura) bien podría haberlo seguido subiendo en los días posteriores y no lo hizo hasta hoy, cuando volvió a ajustarlos u$s 2, a U$S 174 en octubre/noviembre, y otro tanto, a u$s 169, en la posición diciembre. A este aumento le cabe -y acepta- el mismo argumentoâ.
Desde la consultora, no obstante, también aseguraron que quienes âinterpretaron aquella medida en otro sentido, no fueron ni más ni menos que los que se quemaron con leche a mediados de mayo: la mayoría de los productores, acopios, cooperativas, corredores, la mayoría de los analistasâ.
Es que no haría falta tener malas intenciones para âpensar que, con el actual nivel de compromiso del saldo exportable -5.5 millones de toneladas-, si los registros siguen aumentando al mismo ritmo, algo pueda pasarâ, agregaron.
Algo podría pasar, sobre todo teniendo en cuenta que el gobierno busca controlar la inflación, âresguardando/regulando el mercado cuando la realidad lo ameritaâ.
¿Qué puede pasar?, se pregunta el sector granario. En respuesta, Boglioli consideró que podrían aceptarse registros âhasta lo que se considere sea un número prudente. Quedarían unos 2 millones de toneladas de saldo exportable y todo podría seguir igual hasta entonces, sin descartar algunas subas en el índice que acompañen al mercado externoâ.
Una vez llegado a ese número prudente, âse podrían discontinuar la exportaciones mediante algún decreto directo o desalentándolas induciendo el derrumbe de los precios internos, elevando fuertemente el índice o, sin eufemismos, el porcentaje de retencionesâ, consideró Boglioli.
De realizarse estos movimientos, los exportadores se deberían limitar a cubrir lo declarado y el resto a la molinería, especuló el consultor, antes de elucubrar que los productores âcambiarían radicalmente y la tendencia perdería sustento. Sería una parodia de mercadoâ.
Sin embargo, para el especialista quedaría abierta una cuestión: â¿Qué ocurriría si los vendedores no responden al ritmo que los embarques lo requieran, atentos al corto que muestra la exportación entre lo declarado y lo comprado en el mercado doméstico?â.
Es más, Boglioli se preguntó si a u$s 120, âno habrá estado el pico de la fiesta para los vendedores, independientemente de que por el contexto externo el mercado pueda dar para más. Es simplemente un interroganteâ, concluyó.
