De acuerdo con los datos que arrojan las estadísticas de la Aduana argentina, al 30 de septiembre las aceiteras habían declarado compras de poroto de soja importado por 492.000 toneladas.
Si bien puede resultar paradójico que el tercer productor mundial de soja importe el grano, se trata de una situación estructural del complejo oleaginoso argentino: en los últimos años las empresas han ampliado de tal forma su capacidad de procesamiento que necesitan importar materia prima para no generar capacidad ociosa.
El principal importador viene siendo Cargill, que este año compró 305.000 t de soja (62%). Lo sigue Louis Dreyfus, que en los primeros nueve meses del año adquirió 167.000 toneladas (34%). El tercer jugador de este negocio fue Vicentín, con 20.300 t, o el 4% del total de las importaciones.
Prácticamente la totalidad de la oleaginosa baja desde Paraguay, un país que produce unas 4 millones de toneladas en promedio (llegó a 5 Mt hace dos campañas) y que no posee capacidad industrial para moler todo lo que procesa. El valor de la soja importada en este lapso asciende a u$s94,5 millones, lo que arroja un valor promedio de 192 dólares por tonelada. Sin embargo, este valor corresponde al FOB del puerto de origen. Para saber a cuánto llegó a las terminales de Rosario hay que sumarle el flete y el seguro. Por caso, para traer unas 1.170 toneladas de soja a fines de septiembre desde Paraguay, el importador tuvo que pagar 23.000 dólares de flete y 120 por el seguro, con lo cual el valor de la tonelada que puesta en origen era de u$s184,66, terminó siendo de 204,76 dólares.
En cuanto al origen, casi todas las 492.000 toneladas vinieron de Paraguay. Sólo 15.000 t arribaron desde Brasil y 5.000 desde Bolivia. Las cifras de la Aduana reflejan una retracción en el ritmo de importaciones. Sucede que para el 30 de septiembre del año pasado, las aceiteras habían declarado compras por 656.000 t y un valor de u$s124,5 millones.
En total, durante 2005 compraron 748.000 t, de las cuales 457.000 fueron traídas por Cargill y 291.000 por Louis Dreyfus. Un dato llamativo es que Bunge, el otro gran procesador de oleaginosas en la Argentina, no participe de este negocio. El volumen del 2005 marca un salto espectacular respecto de 2004, cuando se habían traído sólo 320.000 t para moler. En ese año también lideraron Cargill y Dreyfus, a quienes se les sumó Nidera con unas 23.000 toneladas.
Un dato significativo es que las importaciones se realizan bajo el régimen de importación temporaria de soja para procesamiento. Si bien en un momento desde la cámara de los aceiteros explicaron que las empresas lo que hacían mayormente era trasbordar el poroto desde las barcazas que bajan por el Paraná a buques graneleros, los registros aduaneros marcan otra cosa: la mercadería ingresa en el país con el código que indica que será procesada.
En tanto, las aceiteras reclaman al gobierno un cambio en la forma de calcular los derechos de exportación, de lo cual surge que bajo condiciones más favorables podrían incrementar los volúmenes procesados, respecto de los actuales.
Javier Preciado Patiño
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