Un 21 de marzo, pero de 1971, los miembros de la FAO decidieron conmemorar el Día Forestal Mundial, en coincidencia con el inicio del otoño y primavera en ambos hemisferios. La idea fue generar una efemérides en el inconsciente colectivo para recordar la necesidad de cuidar el medio ambiente y optimizar el manejo de los bosques.
Sin embargo, a 34 años de esta declaración, la deforestación y depredación indiscriminada generaron que la mitad de los bosques mundiales desaparezcan y que las áreas forestales con mayor diversidad estén en peligro.
Este panorama casi desolador fue el protagonista de la reunión internacional del Comité de Montes de la FAO, realizada en Roma la semana pasada. En el encuentro, el universo de las naciones escuchó sobre la necesidad de aunar esfuerzos para prevenir incendios y luchar contra la tala indiscriminada.
Pero lo más llamativo fue la relación esgrimida entre la silvicultura y los conflictos armados. Sin rascar demasiado la cáscara, la FAO anotició al mundo que la marginación de la cadena forestal en el desarrollo social y económico “puede propiciar conflictos armados”.
En el encuentro, la Argentina estuvo representada por el subsecretario Javier de Urquiza, quien propuso a nuestro país como sede del próximo Congreso Forestal Mundial, a realizarse en 2009.
La participación argentina dejó su rúbrica y trascendencia cuando se la invitó a participar del comité de redacción del acta final del encuentro, un dato que no resulta menor si se tiene en cuenta las ganas de nuestro país de ser la próxima sede del encuentro internacional.
Otro dato estratégico es la novena posición que ocupa nuestro país en el índice de Sustentabilidad Ambiental 2005 (ESI, según sus siglas en inglés) elaborado por ambientalistas de las universidades de Yale y Columbia, de Estados Unidos.
Marianela Garbini | mgarbini@infocampo.com.ar