Todo huertero a lo largo de su vida se encontró alguna vez con la sorpresa de cosechar un tomate, aparentemente perfecto, pero al darlo vuelta, en la parte inferior, se observa un aspecto de podredumbre, acorchado, de color negruzco.
Dentro de los problemas que presenta los cultivos de tomates (a veces en pimientos), la necrosis apical, también conocida como “culo negro” o “peseta del tomate”, es una fisiopatía que a menudo provoca perdidas importantes en la producción.
La explicación más habitual se debe a una falta de calcio durante el cuajado (transición de flor a fruto) y crecimiento del tomate. El calcio (Ca), es un elemento estructural de las paredes celulares que les proporciona fortaleza y les confieren la resistencia para soportar la fase de engorde, donde las células tienen que multiplicar su tamaño.
En suelos sanos, con niveles óptimos de materia orgánica y PH neutros o básicos, es muy difícil encontrar carencias de calcio, ya que es un catión muy abundante. Este escenario sólo se presentaría en suelos ácidos (o en cultivo intensivos), donde habría que aportar regularmente el catión al suelo.
Una manera de observar a simple vista si la planta sufre de deficiencias de Ca, es ver si las hojas jóvenes muestran distorsión y se tornan de color verde oscuro. En cuando a las puntas de las hojas a menudo se secan, son frágiles, se marchitan y eventualmente mueren. Los tallos también se muestran débiles y tiene una pobre germinación.
Entonces, ¿Por qué a pesar que el suelo tiene calcio los tomates presentan este problema? El calcio es un catión grande, inmóvil, que necesita de grandes cantidades de agua para que la planta logre “subirlo” por el flujo xilemático. Motivo por el cuál se moverá con mayor facilidad a zonas de alta tasa transpiratoria, como son las hojas, y precisamente el fruto, por su tamaño esférico, posee una baja tasa de transpiración en relación a su superficie. Lo que daría como resultado menos llegada de Calcio al fruto. Las raíces más eficientes en la absorción de nutrientes son las jóvenes (raicillas blancas de nueva formación).
Condiciones que propician la aparición de NECROSIS APICAL
- Situaciones de estrés hídrico durante el cuajado
La falta de un flujo xilemático no permite a la planta disponer, en las células en formación, el calcio suficiente. Para evitarlo, una vez entrada a la fase de cuajado, es importante proporcionarle riegos frecuentes.
Por otro lado, suelos con exceso de sales dificulta la absorción de agua, pudiendo generar cuadros de estrés hídricos
- Sistema radicular con poco crecimiento
En el campo, esto puede suceder en sistemas de riego por goteo cuando se suministró agua desde el trasplante, de forma muy frecuente, generando que el sistema radicular no explore un área suficiente.
Para evitarlo, durante la fase de crecimiento y hasta la floración es conveniente espaciar los riegos, estimulando a la planta a buscar el agua y, por tanto, a desarrollar un sistema radicular potente.
Puede parecer que los dos primeros ítems son antagónicos. Para que se entienda, desde el trasplante a floración, dejaremos que la planta se busque el agua y así desarrolle abundantes raíces, mientras que a partir de floración procuraremos que no le falte nunca la humedad para asegurarnos un flujo xilemático adecuado en todo momento.
- Periodos de calor excesivo y vientos secos
Esta situación obliga a la planta a llevar toda el agua que es capaz de absorber (y con ella el calcio) a las hojas para satisfacer la gran demanda de transpiración de éstas. Esto aleja el calcio de las zonas de bajas tasas de transpiración (frutos). Proporcionar sombreado y aumentar la humedad ambiental en estos periodos ayuda a evitar esta situación.
- Sensibilidad varietal
No todas las variedades de tomate sufren con la misma intensidad problemas de necrosis apical ante similares condiciones ambientales. Existen variedades más y menos sensibles.
- Fertilización nitrogenada excesiva
Una excesiva cantidad de nitrógeno (iones amonio o nitratos) en el suelo, fruto de una excesiva fertilización nitrogenada, puede bloquear la absorción de calcio.
Además, ante la presencia de mayor nitrógeno en la planta, se produce un mayor crecimiento (mayor biomasa), lo que la planta será incapaz de suministrar suficiente calcio a tanta zona en crecimiento simultáneamente, tanto hojas como frutos.
¿Se puede revertir el problema? Una vez que se encuentran frutos engordando con necrosis apical poco se puede hacer, ya que esas paredes celulares cedieron ante la fase de elongación y no se puede revertir.
La mejor solución es actuar de forma preventiva y evitar que se den las circunstancias que exponen al fruto a una difícil absorción y translocación de calcio.
En cuanto a los cultivadores urbanos, al poseer contenedores más chicos, es probable sufrir estrés hídrico: el sistema radicular tiene menor capacidad de crecimiento (menos raíces nuevas) y las temperaturas y humedades de patios y balcones a menudo son más extremas. En este caso sí que recomienda la aplicación de calcio en riego y foliar de forma periódica.
Si este problema se presenta de manera habitual, la mejor opción es optar por una variedad de fruto pequeño (como el tomate cherry), que sufre un proceso de engorde menos intenso y, por tanto, no padecen esta fisiopatía con tanta facilidad.