La baja en las cotizaciones internacionales de los granos y la elevada presión inflacionaria en todas las variables de la economía comenzaron a encender algunas luces de alerta para la próxima campaña de granos finos.
En el caso del trigo, los productores miran de reojo tanto las pizarras de Chicago como los valores que les pasan los proveedores de insumos.
Y los números para el negocio no terminan de cerrar, tras una cosecha del cereal 2023/24 que con 15,9 millones de toneladas -según datos oficiales- se ubicó por debajo de las expectativas iniciales, pero pese a todo cerró un buen ciclo.
“Desde junio del año pasado se observa un deterioro mensual de la relación insumo-producto”, advirtieron desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).
Por el lado de los precios del trigo, calcularon que tomando como base el período febrero 23- febrero 24, cayeron un 28%.
En la actualidad, el contrato marzo del cereal se ubica apenas por encima de los U$$ 200 por tonelada y por el momento, la elevada producción en Rusia imprime un tono bajista al cultivo en las pizarras internacionales.
OTROS INSUMOS QUE PONEN EN JAQUE AL TRIGO
Los números de la bolsa porteña permiten ratificar este escenario de deterioro en los números del negocio triguero para la próxima campaña.
En los últimos seis meses, el poder de compra del cereal frente al combustible cayó en un 25%, en fertilizantes un 22% y en herbicidas un 33%, de acuerdo a la entidad.
Si el análisis se extiende al ultimo año, el deterioro de la capacidad de compra del grano fue más visible y para combustibles perdió 32%, en fertilizantes un 53% y en herbicidas llegó al 61%.
CAÍDA EN EL USO DE FERTILIZANTES
Otro dato que preocupa es el bajo consumo de fertilizantes, un insumo clave para sostener los rindes en los cultivos de fina.
En este punto, trabajos privados relevaron que en 2023, el uso de fertilizantes cerró por debajo de los niveles del año previo y acumuló el volumen más bajo de los últimos seis años.
En el caso de urea, las estadísticas mostraron un acumulado anual en 2023 de 784.000 toneladas. Esta cifra se ubicó apenas por debajo de las cifras del año previo, pero muy lejos de las 1,6 millones de toneladas importadas en 2021.
Por el lado del fosfato monoamónico (MAP), las compras del año pasado fueron 758.000 toneladas. Al igual que la urea, se trata del volumen más bajo de los últimos seis años, con el agregado de ser un insumo muy dependiente de las importaciones.