En la campaña 2023/24, el cultivo de sorgo se extendió en una superficie de 950.000 hectáreas, con un rinde promedio que se ubicó sobre los 30 qq/ha.
Se trata de un cultivo muy versátil, tanto para el uso en alimentación animal, humana y en industrias como la fabricación de adhesivos.
Además, su sistema radicular contribuye a mejorar las condiciones del suelo, favoreciendo las rotaciones agrícolas y optimizando el uso del perfil del terreno.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) -a tavés del Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA)- analizó el nivel de tecnología que se emplea en ese cultivo.
LA TECNOLOGÍA DEL SORGO
Por ejemplo, el uso de siembra directa alcanzó en la campaña 2023/24 el 88% del área cultivada, mientras que la densidad promedio de siembra fue de 190.000 plantas por hectárea.
En fertilización, la dosis promedio de nitrógeno aplicada aumentó a 26 kg/ha, 7 kilos más que en la campaña previa, mientras que el uso de fósforo pasó de 5 a 6 kg/ha
En cuanto al nivel tecnológico, un 61% del cultivo se produjo con un nivel medio de tecnología, mientras que la adopción de tecnología alta se redujo al 8%, marcando un descenso respecto a la campaña 2020/21.
Solo el 5% de los productores realizó análisis de suelo previo a la siembra, indicador que permanece bajo, en comparación con otros cultivos.
🚦 Nivel Tecnológico: A nivel nacional, es el cultivo que se destaca por poseer una mayor adopción de nivel tecnológico bajo, donde en la última campaña alcanzó un 31%, completando con 61% medio y 8 % alto.#ReTAA #InformeAgrícola #Agricultura #Sorgoo #NivelTecnologico pic.twitter.com/KRrzqWsFU7
— Bolsa de Cereales ETyM (@BolsadeC_ETyM) November 29, 2024
SIEMBRA DIRECTA
Si bien el cereal presenta una serie de ventajas adaptativas a diversos ambientes y buen comportamiento al déficit hídrico, posee una problemática en cuanto al logro de un buen stand de plantas inicial.
“Esto repercute en que el momento, técnicas e insumos utilizados a la siembra sean fundamentales”, destacaron desde la bolsa porteña. En líneas generales, la adopción de esta tecnología se ubicó por encima del 70%, sobre todo en NOA, NEA Oeste y San Luis.
En la vereda opuesta, el sudeste y sudoeste bonaerense, sur de La Pampa y la zona Núcleo Sur presentaron valores bajos de adopción de siembra directa, que osciló entre el 70% y 75%.
DENSIDAD DE SIEMBRA
En este caso, la BCBA calculó que a nivel país, la densidad de siembra de la campaña bajo análisis fue de 190.000 plantas por hectárea.
“En general, las densidades más bajas suelen asociarse a ciclos largos, áreas con baja disponibilidad de agua y sistemas convencionales de siembra”, consideraron. En tanto, las más altas son apropiadas para ciclos cortos a intermedios en siembras directas, con el fin de lograr una cobertura rápida y reducir la competencia de malezas.
Como parámetro general, se toman densidades optimas entre 140.000 y 220.000 plantas/ha, con una distancia entre hileras que puede variar entre 35, 42 y 52 centímetros.
Según el relevamiento, NOA y Sudeste de Buenos Aires presentan los valores más bajos, mientras que en el otro extremo se posicionan la zona Núcleo Norte, noroeste de Buenos Aires y norte pampeano.
MATERIAL DE SIEMBRA
El trabajo de la bolsa porteña destacó la potencialidad de los híbridos tolerante a imidazolinonas. Se trata de una tecnología no transgénica, que al obtenerse de forma natural en las plantas fuera de laboratorio, permite evitar que las malezas sean un problema.
Esto se traduce en un lote limpio, que facilita de este modio el manejo y la cosecha y además permite garantizar una mejor implantación del próximo cultivo.
“Sin embargo, es fundamental comprender que tiene que utilizarse de forma complementaria con otras prácticas para cuidar esta tecnología”, advirtieron. En el caso de la campaña 2023/24, la adopción de este tipo de híbridos a nivel nacional fue del 50% sobre el total de semillas utilizadas.
“Se observa un incremento constante año a año demostrando que este tipo de tecnología es útil y requerida por el sector”, agregaron.
Desde la campaña 2019/20, el uso de híbridos tolerantes a imidazolinonas en todas las zonas del país trazó una curva ascendente. Desde 2021/22, la región norte, que incluye el NOA y NEA, presenta una adopción superior al 50% de esta tecnología, mientras que las zonas del centro, este y sur de la provincia de Buenos Aires muestran los niveles más bajos.
CONTROL DE ADVERSIDADES
Una de las amenazas más significativas para el sorgo es el pulgón amarillo, a partir de su alta tasa de reproducción y por sobrevivir en el sorgo de Alepo. Esto requiere un enfoque de manejo integrado.
El primer paso es el tratamiento de semillas previo a la siembra. Luego se debe monitorear el cultivo constantemente desde el inicio hasta la cosecha, seleccionar híbridos con tolerancia a la plaga, y en caso extremo, aplicar insecticidas.
“El avance en el desarrollo de híbridos con tolerancia a esta plaga es un alivio importante, ya que permite un mayor uso del control biológico, contribuyendo a la protección del medio ambiente”, reconocieron.
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Esta plaga puede afectar al cultivo en cualquier momento, pero el daño más severo suele ocurrir tras la fase vegetativa. El daño ocurre cuando la plaga succiona la savia de las hojas, que se vuelven marrones, lo que ralentiza el crecimiento y puede reducir la producción entre un 30% y un 90% del rendimiento potencial
Para evitar pérdidas significativas y debido a la posibilidad de un aumento en el número de individuos a corto plazo, es fundamental monitorear el cultivo, sobre todo en las etapas iniciales. Un dato a tener en cuenta es que a medida que avanza el desarrollo del cultivo, el impacto de esta plaga sobre el rendimiento potencial desciende hasta un 20%.
Otras opciones para el manejo incluyen el uso de híbridos tolerantes que disminuyen la tasa de crecimiento del pulgón y la utilización de insectos benéficos para el control biológico, como es el caso de las vaquitas de San Antonio. Si bien estos no eliminan la necesidad de aplicaciones químicas, sí reducen la tasa de reproducción.
FERTILIZACIÓN
La fertilización es una instancia clave para lograr una alta productividad en el sorgo. Si bien el cereal deja el 60% de los nutrientes como rastrojos, es importante reponer los nutrientes extraídos durante la cosecha, asegurando así la sostenibilidad del sistema productivo.
Al igual que el maíz, el sorgo necesita grandes cantidades de nitrógeno, debido a su alta producción de biomasa y rápido crecimiento. La mayor demanda de este nutriente comienza entre los 20 y 30 días posteriores a la emergencia y se extiende hasta 10 días antes de la floración.
En este periodo, el cultivo absorbe aproximadamente el 70% de los nutrientes requeridos y un adecuado suministro de nitrógeno en las primeras etapas es clave para un crecimiento rápido y el desarrollo de suficiente área foliar.
En la campaña 2023/24, la dosis promedio de nitrógeno aplicado en sorgo granífero a nivel país fue de 26 kg7ha, unos 7 kilos más en comparación con ciclo previo.
Por el lado del fósforo, la respuesta del cultivo depende del nivel inicial de este nutriente en el suelo, del tipo de cultivo y del manejo del fertilizante. A nivel país la dosis promedio en la campaña anterior fue de 6 kg/ha, 1 kilo superior en la comparativa interanual.
ANÁLISIS DE SUELO
La BCBA destacó que si bien el análisis de suelo es un primer paso estratégico para llevar a buen puerto el sorgo, su empleo es bajo.
“El cultivo de sorgo históricamente fue el que presentó una menor proporción de productores que realizan análisis de suelo antes de la fertilización”; remarcaron.
En el caso de la campaña 2023/24, solo el 5% de los productores de sorgo llevó a cabo análisis de suelo. Este porcentaje representa una disminución respecto a la campaña 2022/23, pero sin caer al valor más bajo registrado de la serie, que se presentó en las campañas 2017/18 y 2020/21.
NIVEL TECNOLÓGICO
Durante la campaña 2023/24, el informe señaló que se observaron variaciones significativas en la adopción tecnológica en la producción de sorgo entre diferentes regiones. Esto es un indicador de asimetrías en el uso de insumos y prácticas de manejo.
A nivel nacional, la distribución de los niveles tecnológicos se presenta de la siguiente manera: un 8% alto, un 61% medio y un 31% bajo.
“El panorama revela una leve disminución en la adopción de tecnología de alto nivel en comparación con la campaña anterior. Por otro lado, el nivel medio se mantuvo como el más prevalente, mientras que el nivel bajo experimentó un pequeño crecimiento”, analizaron.
Más allá de estos números, concluyeron el sorgo posee una gran oportunidad de crecimiento, a partir de una serie de aspectos: el nivel tecnológico alto nunca supero el 20%, se produce en zonas marginales y la aplicación y usos de insumos se encuentra muy por debajo de los cinco principales cultivos extensivos.