Cuenta regresiva para el comienzo de la siembra de maíz tardío en Argentina. Los productores están ultimando detalles en sus planificaciones y las expectativas mejoran a pesar de la campaña difícil que quedó atrás.
Con más de 20 años generándose conocimiento sobre esta fecha de siembra en el país, “el paradigma de la fecha tardía” recibió el primer gran golpe la última campaña: la extendida infestación del complejo de Achaparramiento de maíz, causado por el vector Dalbulus maidis (vulgarmente conocido como Chicharrita del maíz).
Fernando Guerra, gerente de Desarrollo de Producto de KWS, y experto en fitopatología, volvió sobre lo sucedido la última campaña buscando transmitir tranquilidad. De esta forma lo hizo en cada instancia de extensión técnica, charlas, congresos o jornadas en la que le habló a los productores y asesores técnicos este año.
“Lo primero es tener una conciencia real del daño en un lote o campo. Lo siguiente es poder reconocer qué hizo cada planteo ante la enfermedad y, finalmente y, a partir de ahora, es qué puedo hacer frente a lo que viene”, detalla Guerra, reconociendo que ahora hay una capa más de información sobre la patología que antes no la había.
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— KWS Argentina (@KWSarg) November 7, 2024
Justamente, a partir de la información disponible y la reconfiguración del riesgo, el gerente, que trabaja desarrollando híbridos para la zona sanitaria maicera, informa: “En el norte del país, tanto las presiembras tempranas como las tardías, avanzaron en un marco de precampaña vigilada para Corn Stunt Spiroplasma”.
MAÍZ TARDÍO: UNA CAMPAÑA VIGILADA
Según Guerra, una “precampaña vigilada”, a diferencia de una campaña controlada/medida, es un primer paso a partir del cual se sabrá cuál fue la población inicial del vector y, por ende, cuánto impacta esa población de insectos cuando el cultivo esté sembrado.
“En definitiva, la precampaña vigilada ya comenzó cuando los productores fueron siguiendo el registro de heladas o temperaturas bajas durante el invierno y correlacionando ese dato con la población de chicharrita que se iba encontrando en las trampas de insectos”, aclara.
Los últimos datos de redes de monitoreo de todo el país indicaron que no hay registros de Dalbulus maidis en un 90% de los ambientes maiceros.
Guerra siempre considera la altísima importancia de las herramientas de la agronomía para abordar y enfrentar este importante problema.
De esta forma, subraya que “actualmente, hay una mayor confianza presiembra ante la enfermedad dada por pilares fundamentales como una precampaña vigilada, una amplia red de monitoreo y un trabajo conjunto entre el sector público y el privado”.
Además, entre otras de las herramientas de la agronomía que son clave, el experto cita el conocimiento de la genética del híbrido a sembrar, el nivel de manejo y el análisis integral de sembrar el cultivo (costos/márgenes, inversión tecnológica y mercados).
Cuando el análisis de Guerra sale del corto plazo y se enfoca en el largo plazo y, particularmente, sobre el impacto del Corn Stunt Spiroplasma hacia el programa de mejoramiento genético de KWS, menciona que la genética será “la prevención y el antídoto” para lo que viene.
“Dentro de un programa de mejoramiento de maíz sólido y fortalecido, como el de KWS, el Corn Stunt Spiroplasma nos permitió descartar híbridos en avance que no toleraban cierta presión de la enfermedad. Esto representó cuantiosos cinco años de trabajo de selección e información recopilada. Sin embargo, así como cuando avanzamos un híbrido lo hacemos con el 100% de seguridad, cuando lo descartamos también lo hacemos 100% seguros”, agrega el experto, reconociendo que ahora ha quedado seleccionado lo realmente bueno contra la enfermedad.
EL MAÍZ TARDÍO Y EL APRENDIZAJE
Gran parte del retroceso del hectareaje de maíz esta campaña estará dado por la menor superficie de tardío, que no se implantará.
“El primer gran análisis sobre la fecha tardía es que, en los últimos 10 años, esta superficie creció. Cuando analizamos la coyuntura, el mercado y la agricultura de la última década, su erraticidad es significativa. De esta forma, está claro que el cultivo de maíz devuelve algo significativo al manejo agrícola y a las empresas agropecuarias, por lo cual siempre se prioriza sembrarlo”, reflexiona el especialista.
Teniendo en cuenta esta prioridad y que en la genética radica la prevención y el antídoto para enfrentar el impacto de Corn Stunt Spiroplasma, una de las recomendaciones es revisar la tolerancia del germoplasma del híbrido ante el Corn Stunt Spiroplasma.
LA GENÉTICA QUE PICA EN PUNTA
Guerra confirma la calidad de varios híbridos KWS. “Nuestros materiales han demostrado un excelente comportamiento sanitario, especialmente híbridos como KWS16-607 VIP3 y KWS16-959 VIP3, surgidos del programa de mejoramiento genético de Jesús María -Córdoba- e incluso otros híbridos referentes dentro de nuestro portfolio, como KM 3916 VIP3, que también demostró un gran estándar ante la enfermedad”, resalta.
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A estos híbridos, además, hay que destacar la genética tropical KWS, surgida del intercambio genético regional con KWS Brasil.
Ante la presión del Corn Stunt Spiroplasma, K9606 VIP3 demostró excelente tolerancia. Este híbrido ya tiene sucesor dentro del portfolio, con la incorporación al portfolio de K7510 VIP3, que se lanzó este año para toda la zona sanitaria (NEA, NOA y Córdoba Sur y Litoral Norte).
“Lo que no podemos olvidar, de ahora en más, es el aprendizaje que dejó la campaña 2023/24 respecto al manejo sanitario y el Corn Stunt Spiroplasma considerando que el maíz seguirá estando en nuestras rotaciones, aportando estabilidad a los sistemas productivos y crecimiento económico a la empresa agropecuaria”, expresó.
Entonces, ahora, se cuenta con incipiente información sobre el vector y la enfermedad, hay insecticidas específicos en el mercado, regulaciones, entre otras cuestiones que no había hace un año.
“KWS, por ejemplo, en la última campaña, tomó casi 10 veces más datos de lo que recolectamos normalmente. Por lo tanto, hacia adelante, todos debemos aprender a sembrar con nuevos riesgos”, concluyó Guerra.