La biotecnología agrícola ofrece múltiples herramientas innovadoras para enfrentar los desafíos climáticos y productivos en el segmento de la fruticultura.
Ocurre que el cambio climático está ejerciendo un impacto contundente sobre la actividad, desencadenando una serie de consecuencias que afectan tanto la cantidad como la calidad de los alimentos.
Por eso, desde el INTA San Pedro, en Buenos Aires, que tiene influencia técnica sobre una importante región productora de duraznos, están poniendo el foco en la biotecnología, como una herramienta que busca transformar la realidad productiva en frutas.
En ese contexto, utilizan a la biotecnología aplicada al mejoramiento de variedades de frutales de carozo.
“Estamos trabajando en el mejoramiento de variedades desde hace muchísimo tiempo, pero a partir de predecir cómo se comportan esas variedades en función de su genética, mediante la biotecnología, es que nos dimos cuenta de que podemos dar recomendaciones precisas a los productores”, contó el especialista Gerardo Sánchez, integrante del INTA San Pedro.
Esta información les sirve a los productores para manejar las variedades que ya tienen en sus montes productivos.
“Hoy estamos trabajando con 5 productores locales a quienes les analizamos el código genético de las especies de duraznos que tienen en sus campos, con la intención de brindarles las mejores recomendaciones, apuntando a que logren rendimiento y calidad”, manifestó el profesional.
LA TECNOLOGÍA APLICADA AL DURAZNO
Los investigadores comienzan por analizar el ADN de esas variedades y lo integran en algorismos de inteligencia artificial (IA) con el clima futuro.
“Tomamos muestras de las hojas de las plantas para hacer extracción de ADN en los durazneros, siempre que sean jóvenes y se encuentren en buen estado general”, cuenta Maximiliano Aballay, integrante del equipo de trabajo de Sánchez en INTA San Pedro.
El especialista contó que cortan las hojas y las colocan dentro de una pequeña bolsa de papel en la recolección.
“Una vez recolectadas las hojas, son guardadas en una segunda bolsa con cierre hermético donde hay silica gel, que cumple la función de deshidratar las hojas vegetales para poder obtener las muestras que se envían para su posterior extracción de ADN”, contó el vocero.
La extracción del ADN se realiza en los laboratorios del INTA San Pedro y se almacenan en pequeños tubos que son enviados al instituto de biotecnología de INTA Castelar para ser procesados.
“Una vez procesado el ADN en INTA Castelar, se secuencia y se confecciona una información precisa que nos llega a la experimental de San Pedro para que podamos comprender mejor cuál es la composición de ADN de las muestras enviadas y tomar decisiones de manejo”, aclaró Aballay.
HERRAMIENTA DE PREDICCIÓN
Gracias al aporte de la biotecnología, los productores podrán predecir el rendimiento que tendrán sus variedades en el futuro o conocer las posibles deficiencias, tales como caroso partido o frutos mellizos.
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Con esta información, desde el INTA formulan diferentes estrategias de recomendaciones de manera personalizada y focalizada, que permiten mejorar el rendimiento de los frutales y obtener una mayor calidad en los mismos.
“En nuestra región esperamos que haya una disminución de las horas de frío, por lo cual debemos entender y conocer cuáles son las variedades que estarán mejor preparadas para afrontar esa situación climática”, concluyó Sánchez.