El uso de cultivos de servicios, que también aumentan la biodiversidad, mejoran la salud del suelo y protegen el uso del recurso agua, es una práctica que se puede utilizar en el marco del manejo integrado de plagas.
Es que desde hace más de 10 años, en el INTA Oliveros, vienen trabajando con esta práctica en el contexto de una agricultura regenerativa.
“Estos cultivos funcionan como hábitats y refugios, pero también son sitios de reproducción y constituyen una fuente importante de recursos alimenticios para numerosos artrópodos que aportan al control biológico de plagas”, dice Gabriela Musin, doctora en ciencias biológicas de la Experimental Cordobesa.
Por ejemplo, algunas especies de gramíneas mantienen poblaciones de pulgones, lo que atrae a los depredadores Coccinellidae.
Del mismo modo, algunas leguminosas también pueden servir como multiplicadores de organismos parasitoides y depredadores, mientras que algunas brasicáceas mantienen poblaciones de pulgones y depredadores generalistas que luego consumen plagas en los cultivos que se implantarán con posterioridad.
“Está comprobado que al utilizar mezclas de cultivos de hasta siete especies vegetales como servicio, puede incrementar el registro de artrópodos depredadores a un 98% más en relación a un barbecho químico”, sostiene convencida la investigadora.
El uso de estos cultivos depende de varios factores, no solamente de la especie vegetal que se utiliza como cultivo antecesor en su biomasa, sino también de otros aspectos que hacen a las prácticas de manejo. Esos factores pueden ser el momento y el método de terminación, el tiempo de persistencia del residuo del cultivo de cobertura y también los factores ambientales.
BORDES Y RESERVA DE DIVERSIDAD
Para que posteriormente puedan recolonizar a los cultivos comerciales, es fundamental acompañar a los cultivos de cobertura con bordes o reservas de diversidad cercanas, ya que esto extiende el hábitat y proporciona alimentos alternativos a los organismos beneficiosos.
“Es muy importante también tener en cuenta la retroalimentación planta-suelo, ya que de esto también depende la salud de las plantas. Suelos biológicamente activos con alto contenido de materia orgánica aumentan la presencia de collembola y depredadores como carábidos y arañas sobre el suelo”, aseguró la doctora.
Debido a que se alimentan de la fauna del suelo, estos artrópodos son los primeros en controlar las plagas. La colonización de hongos micorrízicos arbusculares (HMa), que son formadores de micorrizas y que juegan un papel importante en varios aspectos importantes de las plantas, aumenta cuando se cultivan especies como gramíneas y leguminosas.
“Entre los aspectos importantes donde intervienen la micorriza, se destaca que regulan las defensas, ya que permiten la expresión de ciertos genes que intervienen cuando las plantas son dañadas. También controlan fitohormonas, metabolitos secundarios y compuestos orgánicos volátiles como los terpenos, que han demostrado tener funciones en la atracción de herbívoros y de organismos depredadores”, sostuvo la entrevistada.
Por lo tanto, es importante destacar que los cultivos de cobertura tienen muchas ventajas porque controlan la presencia de plagas y organismos beneficiosos, inspeccionan la biota y la salud del suelo y reducen los costos económicos y el impacto ambiental.