“No hay que tener miedo a los recuerdos, vivir de ellos nos define y nos hace lo que somos”, decía Julio Cortázar. Esta paradoja de la vida es replicada con creces por un grupo de productores agropecuarios y amantes de la maquinaria agrícola antigua en la localidad “Gringa” de María Grande, en Entre Ríos.
En la exposición rural de esa ciudad, este año, a mediados de septiembre, los coleccionistas y restauradores del Museo de Maquinarias Agrícolas le dieron nuevamente vida a una cosechadora histórica que había brindado tanta alegría a pequeños y medianos productores de la pampa chacarera.
Después de un esfuerzo de casi tres años, gracias a la colaboración de comerciantes, productores rurales y la Sociedad Rural de María Grande, el Museo restauró una Vassalli Pluma de 1960 que había estado en el concesionario de maquinaria usada de la familia Werner en la ciudad de Paraná durante más de diez años.
“Hace más de 10 años la vimos que estaba en el corralón de Ángel Werner en Paraná y se la pedimos para el museo. En ese momento no tuvimos respuesta, pero en 2022 nos llamó y nos confirmó la donación”, recuerda Ángel “Nincho” De Angeli, referente del Museo de maquinaria agrícola de María Grande.
Una vez instalada en María Grande, el grupo de trabajo comenzó una larga restauración que duró aproximadamente tres años, con el objetivo de recuperar otra historia viva de la Argentina gringa que tanto extrañan estos emperadores de la nostalgia.
“Cada vez que una viejita nueva llega al museo se nos explota el corazón de la alegría”, cuenta “Nincho” en diálogo con Infocampo. Es que su pasión por las maquinarias agrícolas renace años tras año, con la incorporación de una nueva vedette.
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En la actualidad, el museo posee más de 40 herramientas recuperadas, como trilladoras, cosechadoras y tractores, que se exhiben en cada edición de la exposición rural de María Grande y en diversos eventos organizados por pueblos vecinos, quienes solicitan la colaboración del grupo de restauradores para mostrar la historia viva del campo argentino.
LA PLUMA QUE ESCRIBIÓ LA HISTORIA
Conocida como una máquina para pequeñas explotaciones agrícolas, la Vassalli Pluma fue un modelo argentino que se fabricó en pocas unidades desde la década del 60. Aunque algunos modelos se fabricaban con un motor de 4 cilindros, estaba equipada con un motor IKA Continental de 6 cilindros con válvulas laterales.
“Es una máquina que tiene una plataforma de 10 pies de corte, es decir 3 metros de largo, y levante hidráulico de un solo pistón. Desde la fábrica se entregaban pintadas de azul o verde, como la nuestra”, destacó De Angelis.
El agricultor y contratista de María Grande recuerda que en aquellos tiempos, todos los “chacareros” tenían la posibilidad de tener una máquina cosechadora en su campo. Recuerda con tristeza que en el pasado se podía pagar una cosechadora con 200 toneladas de trigo, pero en la actualidad “se requieren más de 10 mil quintales de soja para comenzar a hablar”.
Para la restauración de la Vassalli Pluma, se necesitaron 750 horas de trabajo ininterrumpidas, donde los operarios debieron fabricar piezas, reparar repuestos y conseguir la pintura original de este modelo: el “verde camino a la montaña”.
Además, mencionó que debido a no poder encontrar una pieza original, tuvieron que obtener un cajón de zaranda de una Vassalli Mosquito.
“Considerando que la zaranda de la Mosquito es más ancha que la del modelo Pluma, tuvimos que cortarla en el centro. Luego la unimos y la logramos adaptar a la perfección”, afirmó, destacando que estos procesos son comunes al comenzar una restauración.
No obstante, se manifestó deseoso por verla trabajar en el campo. “La máquina está lista para salir a trabajar. Estamos esperando la próxima cosecha de trigo para largarla al lote y que un bolsero se anime a subir”, dice con una sonrisa el entrevistado, quien asegura que tiene la camisa regulada, la barra de batidores nueva y hasta la zaranda de trigo preparada para salir a cosechar.
DESCUBRIENDO EL MILAGRO
Nadie pudo evitar la emisión al descubrir la Vassalli Pluma durante la última edición de la Exposición Rural de María Grande.
Incluso su donante, Ángel Werner, no podía creer lo que los restauradores habían logrado: “Les entregué 2750 kilos de fierros desarmados y armaron esta fabulosa cosechadora. Para mí es una emoción enorme”, dijo en el descubrimiento de la unidad.
Werner afirmó en la exposición que había comprado la Vassalli Pluma modelo 1960 en 1982 a un productor de la localidad de Viale, que la tenía para desarme, pero le dio pena desguazarla.
“La guardamos y hace poco más de dos años la donamos al museo de María Grande; ellos hicieron el milagro de restaurarla: nosotros le entregamos casi chatarras y esta gente le dio vida después de 50 años”, expresó emocionado en el evento.