En la zona de Elías Fausto, una localidad ubicada en el Estado de San Pablo en Brasil, se construirá la “primera planta industrial dedicada a la producción de combustible de aviación sostenible” de ese país.
Estos biocombustibles o “biofuels” se denominan SAF, por la sigla en inglés de Sustainable Aviation Fuel, y por estos tiempos son un boom a nivel mundial debido a la intención de las compañías aéreas de reducir su huella de carbono, habida cuenta de que son las mayores emisoras.
En este tema, Argentina muestra un rol protagónico, tal como quedó demostrado recientemente durante un Simposio sobre Colza (uno de los cultivos con los que se elaboran estos combustibles) realizado en Paraná.
Tomando esto como contexto, el dato de relevancia para las relaciones de la región con los países europeos es que será directamente Alemania, a través de una empresa estatal, quien aportará dinero para financiar parte del proceso de construcción de esta planta en Brasil
“Este proyecto cuenta con apoyo financiero público a través de GIZ“, le confirmaron a Infocampo desde la propia Embajada alemana en Brasilia.
BIOCOMBUSTIBLES: “COOPERACIÓN INTERNACIONAL”
Uno de los objetivos de la GIZ, la Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeitt (Compañía Internacional de Cooperación) es el de articular proyectos productivos en otras regiones del mundo, fuera incluso del bloque de países europeos.
La GIZ a su vez se encuentra bajo la órbita del Ministerio Federal Cooperación Económica y Desarrollo, que dio la luz verde para desembolsar el financiamiento. En este caso, el proyecto representa una importante puesta en valor para la cadena del biocombustible brasileña.
“La iniciativa está alineada con la estrategia climática de San Pablo, que establece objetivos ambiciosos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, dijo Natalia Resende, secretaria Medio Ambiente, Infraestructura y Logística del Estado paulista.
De qué se trata la “Alianza Global de Biocombustibles”, de la que participa Argentina
LA NECESIDAD DE IMPULSAR LOS BIOCOMBUSTIBLES
En uno de los documentos del proyecto, el Gobierno alemán destaca que el país vecino de la Argentina “avanza en la desfosilización de la aviación”.
“La necesidad de alternativas a los combustibles fósiles en la aviación es urgente”, ahondaron.
En ese sentido, en la administración del Canciller Olaf Scholz entienden que el establecimiento de objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) “es un esfuerzo global para hacer que la aviación sea más sostenible y reducir su impacto ambiental”.
Además la Unión Europea (UE) estableció objetivos ambiciosos para reducir las emisiones netas: buscan que sea una reducción de “al menos un 55% para 2030”, comparados con los registros de 1990. La meta final es la de alcanzar una neutralidad climática para 2050.
“En este contexto, a partir de 2027 los operadores aéreos deberán reducir las emisiones de GEI en las operaciones domésticas utilizando SAF”, plantearon los autores del proyecto.
¿Por dónde comenzar? Buscan que la reducción de emisiones sea del 1% para 2027 y del 10% en 2037. El SAF conseguido, además, se distribuirá en aeropuertos y aerolíneas, en los que se puede mezclar con combustibles fósiles.
“La regulación de los mercados asegura una creciente demanda de SAF, aunque la producción sigue siendo escasa. Por lo tanto, las iniciativas para aumentar la producción son extremadamente importantes. Además, es fundamental que esta nueva industria adopte prácticas sostenibles en su cadena”, remarcaron.
En pos de este objetivo buscan que se afiance la cooperación internacional en investigación entre universidades e institutos de investigación, tanto de Brasil como de Alemania.
PLAZO Y CONSTRUCCIÓN
El proyecto tiene un plazo de ejecución de tres años y se espera que para el proyecto se desembolse un total de 7,8 millones de euros. De los cuales 1,5 de los mismos son recursos del Estado alemán.
El resto de la inversión corresponde a la compañía Geo Bio Gas & Carbon, que será la responsable de su puesta en funcionamiento.
También forman parte la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep) y Copersucar, la mayor procesadora de azúcar de Brasil. Todos, son socios de la iniciativa y el objetivo es producir unos 750 litros a diario.
La incidencia de una compañía como Copersucar será fundamental: es la industria azucarera más grande de la zona y su aporte con los desechos de su producción serán un insumo clave.
Este tipo de combustibles, explicaron, puede ser mezclado con querosén de aviación convencional y de ese modo reducir la huella de carbono, el gran deseo de la industria para los tiempos que vienen y las exigencias gubernamentales al respecto.
Días atrás, el Presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, había señalado que “Brasil es el país que hará la mayor revolución energética del planeta”.
Los autores del proyecto analizaron el marco jurídico con una mirada congruente: “En Brasil, la Ley de Combustible del Futuro establece el Programa Nacional de Combustible de Aviación Sostenible (ProBioQAV), que tiene como objetivo promover la producción y el uso de SAF”.
“Este proyecto está alineado con el Acuerdo de París, generando crecimiento económico, empleo y una transición energética justa”, destacaron.