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En los 15 años del Sistema Chacras, 400.000 hectáreas celebran una mayor sustentabilidad

Rodolfo Gil, creador del sistema y actual Director Académico del Programa, recordó los primeros pasos y como se llegó a su creación y expansión por todo el país.

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Desde hace 15 años, el Sistema Chacras de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, reúne a científicos, productores y empresas para buscar soluciones a desafíos locales.

En su historia, este programa desarrolló más de 20 chacras desde Catamarca hasta La Patagonia, de las cuales 11 siguen activas.

El sistema cubre unas 400.000 hectáreas y concentra a más de 150 productores y asesores, en una red institucional junto al INTA, más de 10 Universidades, el Ministerio de Agricultura de la provincia de Córdoba y más de 60 empresas del sector.

Rodolfo Gil fue su fundador y en la actualidad es el Director Académico del Programa. En una sola frase, resumió el espíritu de esta idea: “la sustentabilidad se construye de manera colectiva”.

LA HISTORIA DEL SISTEMA CHACRAS

A principios de los 80´, la siembra directa (SD) recién daba sus primeros pasos en Argentina. En esos años, Gil lideraba sus primeros ensayos con esta nueva tecnología, como extensionista en la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) de INTA en la localidad cordobesa de Manfredi.

Luego de un posgrado en Ciencias del Suelo en la UBA, regresó a Córdoba como jefe de la Agencia de EEA Río Tercero. El especialista encontró que en esa zona había serios problemas de degradación de suelos y erosión, que empezaban a afectar la capacidad de capturar y usar el agua de lluvia.

Para Gil, la llave que permitiría revertir este escenario estaba en manos de los productores. “Tenían que ser protagonistas de su propio desarrollo”, consideró.

Con estas inquietudes, creó un primer proyecto participativo de Conservación de Suelos y Aguas, que luego dio pie a nuevas experiencias, en otras zonas y abordando otras problemáticas locales.

Se trataba de “Unidades de desarrollo agrícola”, flexibles y descentralizadas, donde técnicos especializados y productores trabajaban codo a codo para encontrar soluciones a los problemas locales. La semilla de Sistema Chacras ya estaba plantada.

UN CRUCE DEFINITORIO

En 2007, Gil se cruzó con un grupo de productores de Aapresid que buscaban generar nuevo conocimiento para cultivar soja, maíz y trigo bajo SD en Chaco, una región sin historia agrícola.

Entre ellos estaba el referente Rogelio Fogante. Juntos, establecieron una unidad de desarrollo en la zona.

“Rogelio entendía como yo la importancia del rol central del productor con su necesidad. El ensayo no sería del investigador, sino del que tiene el problema, facilitando la generación de conocimiento práctico”, explicó Gil..

Esta colaboración sembró las semillas del futuro Sistema Chacras y sería el camino para apartarse de los “promedios” y de las “recetas generalizadas”, para empezar a pensar en estrategias de manejo ajustadas a cada ambiente y sistema de producción.

En 2008,  decidieron institucionalizar la idea y se formalizó la alianza entre Aapresid y el INTA, que dio origen al Programa Sistema Chacras.

LAS CHACRAS PIONERAS

Surgida en 2009, uno de los primeros casos de éxito fue la Chacra Pergamino-Colón. Esta unidad buscaba cerrar brechas productivas con estrategias de intensificación (más cultivos/año) y diversificación de rotaciones.

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Los primeros pasos de la Chacra Pergamino

Este grupo de productores, asociados con especialistas de las universidades nacionales de Quilmes y Río Cuarto y el INTA, demostraron que era posible mejorar los rendimientos y la eficiencia en el uso de recursos, con un impacto positivo en la salud del suelo y el ecosistema.

“Hacernos cargo del proyecto, inclusive desde lo económico, era de alguna manera buscar las respuestas que no estábamos recibiendo del sector privado ni de organismos del Estado, que si bien tenían trabajos en esa línea, estaban fuera de la zona”, explicó César Belloso, miembro de la Chacra.

En 2012 surgió otro establecimiento emblemático: la Chacra Bandera. Comenzó con ensayos para el control de malezas, pero rápidamente evolucionó hacia un enfoque más integral, generando información de valor para la zona en temas como biología de malezas, uso de residuales y cultivos de servicios.

UNA “RESIDENCIA AGRONÓMICA”

Una Chacra comienza cuando un grupo de productores plantea una necesidad común.

“Guiados por un Responsable técnico de desarrollo (RTD), se generan talleres para priorizar objetivos y líneas de trabajo que los productores abordarán sobre el terreno junto a técnicos y empresas, a lo largo de 3 años y liderados por una Coordinación Técnica Zonal y un equipo de expertos”, señaló Andrés Madias, actual Gerente del Programa.

Cuando se alcanzan los objetivos propuestos, la Chacra finaliza o inicia un nuevo ciclo, si se decide avanzar sobre nuevos interrogantes.

El RTD es el responsable de coordinar el día a día en el establecimiento y sus líneas de trabajo, tomando la temática a estudiar como eje de su tesis de posgrado. De esta manera, otro de los fuertes del Programa es la formación de recursos humanos.

“El paso por Chacras es una residencia agronómica que nos prepara para entender cómo construir sistemas de producción sustentables para diferentes regiones agroecológicas”, enfartizó Leandro Ventroni, ex gerente de Sistema Chacras.

De este modo, desde la entidad destacaron que el legado de Sistema Chacras no se mide en hectáreas cultivadas o en rendimientos mejorados, sino en la transformación cultural que ha promovido.

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