La metáfora de la construcción de un edificio fue la primera de las muchas que utilizó el analista económico, Salvador Di Stefano, ante una sala colmada en el 3° Congreso Internacional de Maíz (CIM) que está finalizando este jueves en Córdoba.
Con su habitual estilo descontracturado y cargado de humor, Di Stefano utilizó ese ejemplo para comparar lo que –considera– está haciendo el presidente Javier Milei con su plan para reconstruir la economía.
“Edificar un edificio lleva 36 meses, y eso es lo que va a llevar la reconstrucción de la economía”, puntualizó el disertante rosarino.
Para Di Stefano, en este momento esa reconstrucción está en la fase de los cimientos o “fundamentos macroeconómicos”, que se resumen en el foco en el superávit fiscal, el saneamiento del Banco Central y la normalización de la balanza de pagos.
Luego, las “reformas de primera generación” es avanzar con privatizaciones, libertad de precios, reducir impuestos y aumentar las exportaciones.
Los últimos 12 meses, en tanto, serán de mejorar la competitividad, sumar infraestructura, incrementar los incentivos económicos y establecer políticas sectoriales y de capital humano.
LA INFLACIÓN Y EL DÓLAR
Un aspecto clave, en este contexto, es que consideró que los esfuerzos que está haciendo el Gobierno libertario para lograr estos objetivos son muy grandes, en un escenario en el que “todos los vientos son de frente”.
Como ejemplo, mostró que el promedio del precio internacional del maíz, en la era Milei, es el más bajo de los últimos 20 años, muy lejos por ejemplo de los valores que disfrutaron Cristina Fernández y Alberto Fernández.
“Está ejecutando un plan económico sin ayuda internacional de los precios, no tiene crédito como tuvo Macri ni tampoco puede aún privatizar como Menem. ¿Se entiende los esfuerzos que tiene que hacer?”, apuntó.
De todos modos, mencionó que el dólar parece haber terminado su proceso de revaluación a nivel mundial, para pasar a una etapa de devaluación, que favorecerá a los precios de las commodities y, por ende, a la economía argentina.
En medio de todo esto, valoró el proceso de baja de la inflación: tomando agosto como parámetro, “si miramos el espejo retrovisor tenemos 236% de inflación acumulada en el último año, pero si miramos por el parabrisas para adelante, baja a un 33%.
Lo mismo pasa con la devaluación, que fue del 171% en los últimos 12 meses en el tipo de cambio oficial y 58% en el “blue”, cifras que pasarían a 30% y 0%, respectivamente.
Del mismo modo, al hablar del año completo, de enero a diciembre de 2024 proyecta una inflación del 118%, con 28% de devaluación del dólar oficial y 17% del paralelo; contra 28%, 30% y 18%, respectivamente, en 2025.
“CAMBIAR LA CABEZA”
Tras años acostumbrados a una elevada inflación y a expectativas constantes de devaluación, Di Stefano opinó que este contexto configura un nuevo escenario en el que “hay que cambiar la cabeza y las estrategias” a la hora de la toma de decisiones.
Por ejemplo, señaló que hoy los bancos están ofreciendo créditos con una tasa del 50% que “es barato mirando al pasado, pero no al futuro”.
También graficó que en los últimos tres meses, los salarios les están ganando a la inflación, lo que implica que “todos los que hacen valor agregado, van a vender más”.
Precisamente, este horizonte de estabilidad inflacionaria es lo que remarcó Di Stéfano que favorecerá a producciones como de carnes, pollo y leche.
Por eso, insistió con repensar las estrategias: “Esto es como el boliche, cuando cambia la música tenés que cambiar el paso”.
No obstante, analizó que la salida del cepo no tiene un horizonte de corto plazo: “Van a poder salir del cepo cuando el stock de dólares sea mucho más alto que el de pesos. Y este gobierno heredó muchos pesos y muy pocos dólares”.
¿Cuáles son sus recomendaciones concretas ante este escenario? “Inviertan en activos reales y pocos dólares billetes, porque va a haber inflación en dólares. Y buscar la escala de la empresa para bajar costos unitarios”, indicó.
¿BAJAN LAS RETENCIONES?
Por otro lado, en lo que respecta a los productores primarios, señaló que por ahora no tienen grandes incentivos para que su realidad mejore, salvo una rebaja de retenciones.
Al respecto, fue optimista sobre la posibilidad que ocurra. “Tengo información de que las bajarían antes de que se haga la cosecha de maíz y soja, pero no ahora”, disparó.