Guardar semillas para la próxima siembra de soja asume un riesgo colateral si no se toman las medidas del caso.
Es que durante la campaña pasada, el cultivo transitó momentos excepcionales, donde varias situaciones convergieron en un problema complejo a la hora de analizar esas semillas.
Durante la cosecha, se dieron circunstancias ambientales que favorecieron la proliferación de patógenos en la semilla, principalmente de los géneros Phomopsis sp. y Fusarium sp., afectando de manera considerable su poder germinativo.
“Los lotes en siembras de primera estuvieron en su mayoría expuestos a numerosas y frecuentes precipitaciones desde madurez fisiológica hasta la cosecha, lo que motivo a una alta incidencia de patógenos en las semillas”, cuenta a Infocampo, la fitopatóloga Lucrecia Couretot, especialista del INTA Pergamino.
Según Couretot, durante el llenado de los granos, el cultivo atravesó en febrero 10 días con temperatura máxima entre 35,5 y 39,2 grados.
Luego, en marzo, hacia final de ciclo, hubo 15 días con lluvias y altas humedades relativas. “Esta situación provocó que en su madurez y hacia cosecha, todo el llenado de grano, secado y madurez, se diera con condiciones que no son óptimas”, indicó.
Por lo expuesto, actualmente existe gran cantidad de semillas con una alta carga fúngica, por lo que se recomienda un análisis exhaustivo para determinar qué tipo de tratamiento realizar antes de la siembra próxima.
CON LA GUARDIA ALTA POR LA SOJA
Para la especialista, se visualizan patógenos de gran incidencia, como Cercospora kikuchii, que produce tizón de la hoja y mancha púrpura de la semilla, que generalmente no afecta el poder germinativo de la misma.
Sin embargo, también se detectó una alta presencia de Phomopsis sp y en menor medida de Fusarium sp, dependiendo la muestra, que afectan el poder germinativo de la semilla.
“Tanto Phomopsis sp como Fusarium sp reducen la germinación de la semilla, pero hay una buena noticia: si el productor hace todos los análisis que corresponde, la campaña se presenta con una alta respuesta al curado con tratamientos de semillas con fungicidas”, alienta la ingeniera agrónoma.
!! Alta carga fungíca en semilla de soja. ☑ Phomopsis y fusarium que reducen el poder germinativo Analiza tu semilla
La buena noticia en la mayoría de los casos hay respuesta al curado con térapicos de semilla fungicidas#podergerminativo #patogenosdesemillas #phomopsis pic.twitter.com/N43rxRST6n— Lucrecia Couretot (@lucrecouretot) August 17, 2024
En ese marco, insiste que es muy importante que, en los análisis de laboratorio en las semillas, se determine el mejor tratamiento a efectuar.
“Con la combinación de todas las pruebas que se obtengan en el análisis el productor tendrá una visión sustancial para definir cuál es el mejor tratamiento a realizar y el producto específico para sembrar con tranquilidad”, reconoce.
Primeros lotes de soja: buen rendimiento, pero preocupa la calidad del grano
Por otra parte, Couretot explica que, si se siembra una semilla afectada con Phomopsis sp y Fusarium sp, las semillas en el suelo se pudren y mueren como consecuencia de esa enfermedad.
Con lo cual los tratamientos son fundamentales para el control de hongos presentes en la semilla, que se suma a mayor protección de los hongos que pueden existir en el suelo.
DAÑOS DE TODO TIPO
En tanto, para Claudia Carracedo, directora técnica del Laboratorio LEA en Colón (Buenos Aires), en esta campaña pueden encontrarse grupos de semillas con diferencias de calidad bien marcadas, pero por sobre todo, con muchos problemas contraídos en la campaña pasada.
“Hay una interacción de situaciones que convergen en el problema que tenemos hoy de una calidad de regular a mala, donde los daños ambientales fueron en mayor medida los causales de este contexto, con falta de agua y estrés térmico”, sostiene.
La investigadora afirma que, a simple vista, se observan granos abollados, rasgados y a veces también aparecen fuelles en sus extremos, que dejan en evidencia el deterioro que tuvo el cultivo en la campaña pasada.
“Dependiendo de la zona, vemos problemas ambientales, pero también de plagas y situaciones de mal manejo de la cosecha y poscosecha, originando daños mecánicos”, completa Carracedo.
La interacción del ambiente, la presencia de insectos o la variable de daño mecánico, convergen en la sumatoria de todos esos daños y pueden dar limitaciones a la calidad fisiológica de la semilla.
A esto, en esta campaña en particular, se le suma que hubo un corto periodo al final, donde ocurrieron lluvias y días nublados.
“Este comportamiento climático ocasionó la posibilidad de que patógenos que están habitualmente en los lotes, con historias de una sucesión de soja de muchos años o en otros casos por mucha presencia de rastrojos, se trasladen a la semilla generando problemas en su calidad”, explica la experta.
TRATAMIENTO DE LA SEMILLA, LA CLAVE
Quienes tomaron recaudo de conservar las semillas cosechadas en la campaña anterior de manera óptima y limpia, deben proponerse realizar un tratamiento de la semilla de manera profesional, para no tener problemas en el nacimiento de la misma durante la próxima siembra de soja.
En ese marco, Carracedo recomienda analizar de manera eficiente las distintas partidas de semillas para determinar su poder germinativo, vigor y diagnosticar la infestación que tenga cada lote y así seleccionar los productos más convenientes en el tratamiento de semillas.
“Debemos optimizar la calidad fisiológica de la semilla, evitar la proliferación de enfermedades y, en algunos casos, acompañar con hormonas y enzimas que ayuden a acelerar el proceso de la germinación como por ejemplo estimulantes radiculares”, dice la entrevistada.
Según los especialistas, lo ideal, es eliminar todos los patógenos posibles de la semilla con un grupo adecuado de moléculas y, al mismo tiempo, tener en cuenta los patógenos que estarán presentes al momento de la siembra, una de las acciones más críticas a la hora de manejar un cultivo.