En la localidad de Colón, provincia de Entre Ríos, el ingeniero forestal Raúl Paragallo (80), decidió en el año 1998 cristalizar su impronta conservacionista y producir alimentos en un entorno totalmente natural.
Por esa razón es que suscribió a su Estancia “La Aurora” como un emprendimiento ecológico y repleto de biodiversidad, en el que comenzó produciendo ganadería intensiva a campo y forestación, pero siempre cuidando el particular entorno del establecimiento.
Al paso del tiempo, fue innovando en exitosas unidades productivas, con el apoyo de su familia, que se transformó en un pilar fundamental en cada área de negocio.
Fue así que “La Aurora” incorporó pecanes, vitivinicultura y producción de vinos con espíritu entrerriano, y comenzó a valorar el nutritivo fruto del Yatay para producir alimentos de calidad.
APUESTA POR LA AGROECOLOGÍA
Ante el avance agroforestal que provocó la dramática disminución de los palmares de la región, el Ingeniero Peragallo decidió no reemplazar los palmares de su campo entendiendo que tenían un valor que trascendía el rédito económico inmediato.
Es por ello que actualmente, La Aurora, cuenta con 1500 hectáreas que muestra una verdadera reserva privada en su bello ecosistema, donde además impulsa el turismo rural.
“Todavía mucha gente percibe que la conservación de la naturaleza es rol del Estado, sin embargo, los productores tenemos mucho por hacer en esta área, ya que se puede producir con rentabilidad y protegiendo el entorno. Mi padre fue un adelantado en esta idea”, cuenta María Eugenia Peragallo, hija del propietario y encargada de un desarrollo turístico y educativo dentro de la Reserva.
Es que cada vez son más los propietarios que implicados y preocupados por el futuro de sus hijos en este planeta, se convencen y motivan por proteger estas reservas privadas llenas de valor e historia familiar. Estas iniciativas que buscan producir conservando, son el gran desafío mundial para lograr un equilibrio entre nuestra relación con la naturaleza y la racionalidad en el uso de los recursos.
“Quienes integramos la Red de Reservas Privadas argentinas, buscamos producción sustentable, diversificada y económicamente rentable donde la naturaleza es protagonista central de cada emprendimiento”, agregó la entrevistada a Infocampo.
GANADERIA Y FORESTACIÓN
Desde que su abuelo Juan Peragallo compró unas 1.100 hectáreas de campo con fines ganaderos en este lugar, la actividad de cría comenzó siendo su principal sustento económico. Hoy, bajo pastoreo racional, y respetando cada proceso productivo, los bovinos ocupan un sitio preponderante en La Aurora.
El campo cuenta con unas 800 madres en su rodeo de cría, distribuidas en el establecimiento, todas ellas de razas Brangus y Braford. La empresa, hace cría para reposición propia, en un 90% bajo la herramienta de pastoreo natural regenerativo.
“Desde hace algunos años, al igual que varias reservas privadas, integramos la Alianza del Pastizal, que es un grupo que trabaja en capacitación de productores, en ese tipo de manejo, con el desafío de obtener rentabilidad en ganadería haciendo, entre comillas, una producción menos intensiva y rentable”, explicó María Eugenia.
En ese sentido, marcó que bajo este sistema de ganadería rotativa e implementando acciones tendientes a favorecer el bienestar animal del rodeo, lograron ganar kilos de carne en los novillos y terneros, lo que hace más eficiente aún el negocio ganadero de la empresa.
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“Logramos calidad y rendimiento, pero además, la carne que producimos tiene un valor más relevante en el mercado debido a que la producimos respetando el medio ambiente, protegiendo la forestación y buscando siempre el bienestar animal en nuestro ganado”, sostuvo convencida. Además, dijo que “compensar huella de carbono”, como lo hacen estos emprendimientos, “es fundamental para el progreso de mercado” de sus producciones.
PRODUCCIÓN TRADICIONAL
Según contó la entrevistada, las forestaciones se hicieron en sectores donde ya no había palmar, por razones naturales y ocupa una importante área. Son unas 350 hectáreas forestadas, con mayoría de eucaliptus grandis y una parte menor de pinos.
“También tenemos una quinta de cítricos, que se suma a las producciones tradicionales. Pero hace 10 años, logramos incorporar un viñedo, y actualmente estamos produciendo vino entrerriano, que es una movida importante de esta zona”, destacó la vocera, señalando además que realizan huerta tradicional para consumo interno.
Sin embargo, la actividad en La Aurora no se estanca allí. Es que desde hace tiempo, cultivan nuez pecán, a través de una plantación ecológica impulsada por la familia. “Cuidar la naturaleza y producción respetándola es nuestra meta, y todo lo que genera esta condición se suma como actividad en nuestro campo”, afirmó.
El compromiso de quienes integran la Red de Reservas Privadas en la protección del medio ambiente refleja la importancia de valorar y cuidar la biodiversidad, lo que hace único a nuestro país al tener la mayor cantidad de hectáreas bajo conservación privada.
“A través de la conservación voluntaria, estamos construyendo un legado de respeto y responsabilidad hacia la naturaleza, vital para mantener el equilibrio de nuestros ecosistemas”, sentenció María Eugenia.
Ahondando en ese concepto, puso como ejemplo de “economía verde”, a la producción de jaleas, licores y gastronomía mediante el procesamiento del yatay, una fruta autóctona de esta región entrerriana que nace desde el corazón de los palmares.
“Nos destacamos por la elaboración de productos regionales a partir de la fruta que nos brinda la palmera del yatay. Otro claro ejemplo donde valoramos lo que la naturaleza nos brinda en el territorio”, contó.
LA AURORA DEL PALMAR
La impronta turística no podía quedar de lado en este emprendimiento familiar. Fue por eso, que fundaron un refugio que recibe a decenas de turistas en cada temporada alta y baja. La Aurora del Palmar se encuentra muy cerca del “Parque Nacional El Palmar”, compartiendo sus características naturales y topográficas.
El área, sobre un total de 1500 hectáreas, incluye 200 hectáreas de palmares de más de 300 años, en buen estado de conservación, selvas en galería que acompañan durante varios kilómetros el curso del Arroyo El Palmar, pastizales naturales, bosques xerófilos, e importantes superficies de pajonales y lagunas temporarias con una extensa avifauna.
“Siempre abrimos nuestras puertas para que visitantes de todas las edades puedan conocer y apreciar estos ambientes únicos a través de actividades de ecoturismo y disfrutar de una experiencia en pleno contacto con la naturaleza minimizando su impacto”, destacó.
La Aurora del Palmar forma parte del Circuito Gastronómico Huellas de Sabores por su valorización de productos y recetas de la región. En especial destacan los platos de cocina y pastelería preparados en base al fruto de la palmera yatay, muy sabroso y original.
“Contamos con habitaciones para recibir huéspedes, camping, restaurante y muchos atractivos más, donde buscamos que las personas entiendan la importancia de conservar nuestro entorno natural para que nuestros hijos puedan disfrutar de la naturaleza en el futuro”, advirtió.
RED ARGENTINA DE RESERVAS PRIVADAS
Como ocurre con La Aurora, en la Argentina, existen más de 100 reservas privadas, conformadas por campos de personas físicas, empresas, organizaciones sin fines de lucro, clubes y hasta universidades, que tienen distintas motivaciones, pero confluyen en objetivos de conservación y uso sustentable.
Por el momento, estas reservas suman 223 mil hectáreas, convirtiendo a nuestro país en el de mayor superficie protegida por iniciativas privadas de Latinoamérica. “Es un movimiento voluntario de conservación en tierras privadas que contribuye a la conservación efectiva y uso sustentable de los valores naturales y culturales del territorio nacional”, dice Peragallo.
Se trata de la primera iniciativa en el país que integra y articula el compromiso de los propietarios de reservas privadas y organizaciones ambientalistas de renombre como Fundación Vida Silvestre Argentina, Félix de Azara, Aves Argentinas, entre otras.
En la Argentina las áreas protegidas por el sector público cubren tan solo el 8% del territorio nacional, es por ello que es clave sumar a propietarios privados, que son dueños del 90% del territorio y cuentan con unos recursos naturales y culturales de lo más valiosos y diversos.