En la actual campaña de granos gruesos, la chicharrita del maíz (Dalbulus mairis) es un auténtico dolor de cabeza para los productores, que comenzó con fuerza en el norte y luego se extendió hacia la región centro.
El problema es que el insecto vector de spiroplasma, una enfermedad letal para el maíz.
Recientemente, desde la Sociedad Rural de Jesús María encendieron la alerta por su presencia en el norte cordobés.
“Este año estamos frente a una presión y una diseminación del vector totalmente inusual. Estamos hablando de presencias masivas en todo el país, no solamente en el centro-norte de Córdoba”, expresó Roberto “Tino” De Rossi, especialista en Fitopatología, Sanidad Vegetal y Manejo de Enfermedades en Cultivos Extensivos.
Y amplió: “Hay registros a nivel nacional e internacional de pérdidas de rendimiento altísimas, completas, cuando coincide un híbrido susceptible con una infección temprana en un lote”, puntualizó el docente e investigador de la Universidad Católica de Córdoba (UCC).
Del mismo modo, desde el Inta Marcos Juárez advirtieron sobre daños en la zona núcleo.
Tal situación valió también una señal de alerta emitida por la Bolsa de Comercio de Rosario, que habló de un “inédito ataque” de esta plaga en su informe mensual nacional.
“Lo que está encendiendo todas las alarmas de la región central, en particular en las provincias de Córdoba y Santa Fe, es el alcance y daño que se está observando por spiroplasma en maíces tardíos. Se trata de una enfermedad que está asociada a un vector: la chicharrita”, advierte la entidad.
Cabe recordar que si bien esta enfermedad es típica del norte del país, este año por condiciones de clima (falta de agua y calor), la forma escalonada en la que se ha sembrado y el aumento en hectareaje del maíz tardío, la plaga muestra un crecimiento poblacional y una cobertura que no había sido antes vista.
Así es que, cuando parecía que las tandas de maíces tardíos, los sembrados del 10 al 15 de diciembre en adelante, estaban mejorando su performance productiva en Córdoba y Santa Fe, se multiplicaron en las últimas semanas los comentarios de técnicos alertando por el fuerte impacto y el daño observado por este problema.
LOS DAÑOS DE LA CHICHARRITA DEL MAÍZ
Por ejemplo, en el centro de Santa Fe hay lotes que no se van a cosechar por Spiroplasma, como por ejemplo en López y Gálvez. Hay técnicos que dicen que, unas semanas atrás, esperaban un daño de 5 al 10 %. Pero al avanzar la etapa reproductiva, estiman ahora pérdidas del 70 al 80%: “Nos tomó a todos por sorpresa. No hubo forma de pararlo”.
Asimismo, en Santiago del Estero, si bien suelen ser afectados por spiroplasma (y sufren daños de 5 a 10%), ya tienen establecidos protocolos de control. Pero este año cuentan que el ataque muestra un nivel de daño mucho mayor. Allí, ya hay lotes dados por perdidos, y otros con daños del 30% y hasta del 50%. “Pero la enfermedad no para, y puede ser peor. No sabemos qué vamos a cosechar”, explican.
En Chaco, la situación es bastante similar. Los técnicos advierten: “El daño puede manifestarse hasta 120 días después del ataque. El virus y las bacterias que transmite el vector pueden cortarle el llenado a la planta. Por eso es una enfermedad que genera tanta incertidumbre. No sabes cómo vas a encontrar el cultivo mañana”, explican.
Bajo este panorama, la Bolsa rosarina no descarta que pueda verse afectado su pronóstico de cosecha de 57 millones de toneladas. “Lamentablemente, la gravedad de la situación parece indicar que se está ante un nuevo recorte de la producción maicera argentina“, indicó.
RECOMENDACIONES DEL INTA CONTRA LA CHICHARRITA DEL MAÍZ
Este crecimiento vertiginoso de la plaga se debe a una serie de factores, de acuerdo a especialistas del INTA. Variables como las altas temperaturas, junto a un invierno benigno, fuertes lluvias y el escalonamiento en las fechas de siembra fueron algunas de las principales causas de su rápida reproducción.
Ante este contexto, desde el INTA brindaron una serie de recomendaciones para reducir su impacto en los cultivos, de cara a la próxima campaña.
Diego Szwarc, investigador del INTA Reconquista (Santa Fe) explicó que si bien la chicharrita es endémica en el norte del país, en el actual ciclo agrícola “se detectó a esta plaga desde muy temprano porque tuvimos un invierno muy cálido, con pocas heladas y de baja intensidad”.
La chicharrita del maíz se expande y ya no es una amenaza solo en el norte: las claves para frenarla
Con estos antecedentes, la chicharrita sobrevivió a esas condiciones y estuvo presente en los primeros maíces sembrados en el norte. En una etapa posterior, comenzó a incrementar su crecimiento poblacional.
La siembra escalonada fue otra de las causas que sumó presión para la aparición de esta plaga. “Los primeros maíces se siembran en los meses de agosto/septiembre en el norte de Santa Fe y más hacia el sur se empiezan a sembrar en septiembre y así sucesivamente”, explicó Szwarc.
Y agregó: “El insecto necesita del maíz para alimentarse y sobrevivir y este escalonamiento ayuda a que la chicharrita, a medida que va migrando, siempre encuentre el cultivo en un estado óptimo para su crecimiento”.
PLAGA EN MOVIMIENTO
La Red Nacional de Maíz del INTA- confirmó que la plaga se ha expandido a lugares como el norte de Córdoba y San Luis. En esta última provincia, la visibilización de la chicharrita comenzó en febrero y en marzo se reportaron los primeros casos.
Para Szwarc, frente a este escenario, es fundamental restringir el alimento para la plaga. “Para esto hay que eliminar malezas gramíneas huéspedes y las plantas de maíz guachas o voluntarias para reducir la población invernante”, sostuvo.
Con este fin, aconsejó “escoger materiales tolerantes al insecto vector, acotar, en lo posible, fechas de siembra para evitar coincidir el período susceptible del maíz con los picos poblacionales de chicharrita”.
A su vez, según las condiciones climáticas, también recomendó aplicar curasemillas que protejan al cultivo durante los primeros 10 a 20 días. Szwarc explicó que, si bien las siembras de primavera escapan a la enfermedad, facilitan la reproducción del insecto y la enfermedad, lo que incrementa el riesgo para las siembras tardías de verano.
Además de estos consejos, también se debe tener en cuenta la importancia de elegir híbridos con buen comportamiento para esta enfermedad, así como escalonar menos las siembras y de controlar las pérdidas de cosecha.
Cómo reducir el impacto de la chicharrita del maíz🌽
El @intaargentina brinda recomendaciones ante la reproducción y mitigación de esta plaga, producto de las altas temperaturas y precipitaciones, junto con el escalonamiento en las fechas de siembra.
👉🏼https://t.co/LQ8CpzlXkH pic.twitter.com/8VqeG6WVwy
— INTA Informa (@INTAInforma) March 12, 2024
EL ‘IDENTIKIT’ DE LA CHICHARRITA
El achaparramiento del maíz, causado por la bacteria Spiroplasma kunkelii, es una enfermedad transmitida por la chicharrita Dalbulus maidis al alimentarse. Se trata de un insecto que tiene entre 3 a 4 milímetros de longitud, de color amarillo pálido y tiene dos manchas redondas negras sobre el vértice de la cabeza.
Los individuos adultos se alojan en hojas o tallos y las ninfas jóvenes se encuentran preferentemente en las hojas jóvenes de cogollo de la planta. La hembra pone en promedio 480 huevos durante su vida.
“Su alta movilidad le permite colonizar rápidamente lotes recién implantados”, explicó Szwarc, al tiempo que detalló que “durante la primavera las poblaciones crecen a medida que las temperaturas máximas se incrementan, alcanzando máximos poblacionales durante el verano”.
Según explicó el especialista del INTA Reconquista, “entre los meses de noviembre y mayo, las chicharritas tienen al menos cinco generaciones y los adultos provenientes de la última generación sobreviven el invierno en malezas, maíz guacho o cultivos como trigo y colonizan los cultivos de maíz durante la primavera siguiente”.
SINTOMAS Y EFECTOS EN EL CULTIVO
Los síntomas de achaparramiento del maíz aparecen entre las dos y cinco semanas después de la inoculación y se vuelven más severos con el tiempo en las partes más nuevas de las plantas, a medida que se desarrollan.
Sobre los efectos causados por la enfermedad en los maíces Szwarc, remarcó que “cuando vemos qué pasó con la enfermedad o con todo este complejo de achaparramiento, en maíces sembrados temprano en la zona norte, hay una incidencia de entre 5 % a un 20-25 % de plantas con síntomas, en su mayoría leves y muy pocos con síntomas graves”.
“A nivel de lote, muchas veces, es complejo estimar el impacto de la enfermedad porque no es el único factor que incide en el rendimiento, sequía, manejo de malezas, híbrido, otras plagas también afectan el resultado del cultivo”, concluyeron desde el organismo técnico.