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No solo maíz en la dieta: la cascarilla de soja, una aliada para mejorar la nutrición de las vacas lecheras

Un trabajo de la Fauba comparó la tradicional dieta en base a maíz con una alimentación que incluyó cascarilla de soja durante el período de mayor requerimiento nutricional en los tambos.

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En los planteos tamberos, las vacas lecheras atraviesan un período crítico en sus requerimientos nutricionales, que se localiza 20 días antes y después de parir.

En ese lapso, la producción de leche demanda una cantidad de energía que supera el aporte de las dietas habituales y las vacas queman grasas de reservas, pierden peso y son susceptibles a presentar problemas de salud.

Para solucionar este problema, un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) optimizó la dieta de las vacas lecheras.

La técnica consistió en reemplazar el maíz por cascarilla de soja y como resultado, las vacas consumieron más alimento y mantuvieron un buen estado sanitario. 

CASCARILLA DE SOJA PARA LAS VACAS LECHERAS

“En ese momento, el animal demanda mucha energía para producir leche, y como el alimento no le alcanza, utiliza reservas de energía de grasa que tiene bajo la piel. Si el desbalance energético es grande, puede afectar mucho su salud”, explicó Nicolás Juliano, docente de Producción Lechera de la Fauba. 

El trabajo de investigación se llevó a cabo en un tambo comercial ubicado en la localidad bonaerense de Suipacha. Durante el período de transición, se comparó en 24 vacas la dieta a base de cascarilla de soja versus la usual con maíz.

Las principales variables que midió el estudio fueron metabólicas, con el objetivo de estimar el balance energético y el consumo de alimento diario. Al momento de medir los resultados, observó que las vacas que consumieron cascarilla de soja ingirieron casi 2,5 kilos más de alimento por día

“Eso también lo vimos reflejado en un desbalance energético menos severo y de menor duración. Entonces, prevemos que los animales pueden pasar un período de transición más saludable”, señaló.

Y agregó: “Además, a lo largo del estudio medimos la cantidad de leche que producían vacas con ambas dietas, y no detectamos diferencias. Por otra parte, tampoco surgieron enfermedades, y los controles de salud hepática fueron satisfactorios”.

cascarilla soja

EL FOCO EN LA SALUD

Según Juliano, el enfoque en la salud durante el período de transición puede tener beneficios a largo plazo en la producción lechera.

“Apostar por una dieta saludable para los animales se puede traducir en una mayor eficiencia productiva y probablemente en menores costos asociados a los tratamientos sanitarios o por la producción de leche no comercializable”, sostuvo.

El profesional reconoció que la estraegia abordada en el trabajo ya se está implementando en algunos tambos comerciales. En líneas generales, consideró que los animales transitan este periodo en mejor estado y sin la potencialidad de riesgos más adelante en la lactancia”, afirmó.

“Nuestros resultados subrayan la importancia de adoptar enfoques preventivos que no solo impacten de forma positiva en el bienestar de las vacas lecheras, sino que también promuevan la sostenibilidad y la rentabilidad en la industria láctea”, concluyó.

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